Para Jorge Marín “no hay contradicción entre el movimiento de los cuerpos y la supuesta rigidez de la escultura. Se le adivina la mirada entrenada en el amor al arte clásico. Se le adivina la mirada formada en griegos y romanos, en el Renacimiento y su búsqueda siempre fuerte y conmovedora (¿quién no ha llorado ante Los esclavos de Miguel Ángel?), en Rodin, sin duda. Pero también en el arte prehispánico y sus huellas en nuestra historia”, escribe Sandra Lorenzano en el prólogo de Bronce en plenitud.

Ese libro tendrá varias presentaciones. La primera será el 22 de mayo en el Centro de Cultura Casa Lamm, recinto que tiene en su jardín obra de Jorge Marín (Uruapan, 1962).

De todos ellos, prosigue Sandra Lorenzano, nace ese conocimiento minucioso del cuerpo humano que Jorge pone a bailar en sus obras. De todos ellos y de la más amorosa contemplación: las venas, los músculos, los gestos, cada detalle lo revela.

Al utilizar el verbo revelar, de inmediato “surge ante las obras su opuesto: ocultar, y los antifaces con los que aparecen en muchos de sus rostros. ¿Qué ocultarán esos antifaces? ¿De qué carnaval antiguo son testigos? ¿De qué Venecia íntima y dolida? ¿Están escapando? ¿Están guardando un secreto? O tal vez, como pasa aún en algunas sociedades tradicionales, prefieren que el artista no les ‘robe el alma’ al retratarlos”.

La publicación de ese libro se inscribe en el programa anual de proyectos culturales auspiciado por la Cámara de Diputados y la Secretaría de Cultura federal. También cuenta con el apoyo de la asociación civil Piel de Bronce. Ese trabajo recopila las obras creadas por Marín en los recientes ocho años. El tiro es de 3 mil ejemplares y será obsequiado al público en sus presentaciones en Tijuana, Mérida, León y Oaxaca.

Intersección de experiencias

Como “los ángeles que escuchaban las voces de la ciudad de Berlín en la maravillosa película de Wim Wenders, Las alas del deseo, los personajes creados por el escultor escuchan nuestras historias y nos ayudan a encontrarnos. Ese momento del encuentro –o tal vez debería decir del re-encuentro, del propio reconocimiento, de la anagnórisis– es el verdadero ‘instante perfecto’”, anota Lorenzano.

En su texto, Jorge Marín o el ser en plenitud de ser, la especialista Lily Kassner hace un breve repaso por la actividad escultórica de la historia del arte, a fin de ponderar y aquilatar la importante aportación que en este campo ha tenido la obra del michoacano.

Maestro de las tradiciones etérea y mundana y heredero en muchos aspectos del movimiento surrealista, las creaciones de Jorge Marín son reales y corpóreas, generando en sus piezas una convivencia anclada al presente pero proyectada hacia el futuro para dejar un testimonio inscrito en el espacio, afirman Alesha Mercado y Javier V. Villarreal en su texto titulado “Instante perfecto.

Al hacer circular su obra, el artista despliega algo íntimo, abriendo la posibilidad a que las historias se multipliquen. Lo que crea ahora tiene la capacidad de producir situaciones y lugares y, como tal, generar un entrecruzamiento de experiencias, aseguran.

El libro bilingüe español-inglés Bronce en plenitud será presentado el lunes 22 a las 19 horas en el Centro de Cultura Casa Lamm (avenida Álvaro Obregón 99, colonia Roma).