Participación de académicos en las reflexiones que se desarrollan en la UNAM
Óleo inspirado en el cuento Anacleto Morones motivó disertación de catedrática universitaria
Miércoles 17 de mayo de 2017, p. 6
Un mundo yermo, murmullos fantasmagóricos y las voces narrativas de Comala; la presencia de la muerte y unas mojigatas de negro traducidas en pinceladas expresionistas por un artista italiano y la constante presencia de Juan Rulfo en los Inventarios, la columna que José Emilio Pacheco (JEP) escribió durante muchos años, compartieron una sui géneris mesa de reflexión, que abrió la primera de tres jornadas dedicadas a conmemorar el centenario del autor de Pedro Páramo y El Llano en llamas, organizada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la primera actividad celebratoria participaron Françoise Perus, Amparo Contreras y Rafael Olea Franco, académicos que diseccionaron la obra de Rulfo, ya sea desde la historiografía, la pintura o la visión de otro grande de la literatura mexicana, el autor de Batallas en el desierto y Morirás lejos.
Desolados y agrestes parajes en Ciudad Universitaria recibían a quienes acudieron a buscar a un tal Juan Rulfo hasta la Coordinación de Humanidades, sede del primer día de actividades. Las siguientes serán en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas, el miércoles, y en la Facultad de Filosofía y Letras, el jueves.
José Emilio Pacheco hizo un perpetuo homenaje a Juan Rulfo, argumentó Rafael Olea Franco, investigador de El Colegio de México. Apenas en el segundo de sus Inventarios, columna publicada en agosto de 1973 en el periódico Excélsior, ya hablaba del autor jalisciense, encabezando la tríada de escritores mexicanos, junto a Martín Luis Guzmán y Carlos Fuentes. Y fue un permanente punto de referencia.
“Sin duda los dos autores que con mayor frecuencia aparecen en los Inventarios de Pacheco son Juan Rulfo y Jorge Luis Borges, figuras tutelares de su propia obra y ejemplo permanente de escritura”, se afirmó en el auditorio Jorge Carpizo.
De Juan Rulfo se podría decir que su prestigio crece a cada nuevo libro que no publica. Uno quisiera leer cada año otra novela suya y su silencio es una catástrofe para las letras mexicanas
, fue una de las tantas menciones de José Emilio Pacheco.
Reverberaciones
La primera en intervenir fue Françoise Perus, experta en letras hispánicas y catedrática de la UNAM, centró su ponencia en la bipolaridad de voces narrativas en la novela Pedro Páramo. La oposición entre el hijo, Juan Preciado, y distintos seres, desde las murmuraciones de mujeres fantasmagóricas, lejanos ecos de ultratumba, además de perversidad en los relatos, en referencia inicial al crítico uruguayo Ángel Rama, buen lector de Rulfo.
Un tosco hombre con el torso desnudo, subiéndose unos pantalones rojos, mientras se aproxima una parvada de mujeres ennegrecidas por el polvo y por la religiosidad exacerbada, se proyectó en la pantalla. El óleo del artista italiano Sergio Michilini, inspirado en el cuento Anacleto Morones, motivó el discurso de Amparo Contreras, de la Universidad de León.
Han transcurrido más de seis décadas desde que se publicó El Llano en llamas, mencionó Contreras, y a pesar del tiempo siguen apareciendo reverberaciones, no sólo en la literatura, sino desde otras disciplinas artísticas. En este caso, la pintura.
Su presencia en la universidad nacional fue para decantar el lienzo como un reflejo del último cuento de la antología de Rulfo, para encontrar los lazos que aproximan las letras con la imagen, develar sus correspondencias y el trabajo de hypotiposis del artista, una figura retórica de la descripción.
