esde el 17 de abril se llevan a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) mesas de discusión sobre los principales retos que enfrenta el país en diferentes áreas. A la fecha se han realizado ocho de las 13 sesiones programadas, que incluyen los temas de seguridad, economía, cambio climático, educación, democracia, comercio exterior, derechos humanos, migración, seguridad alimentaria, política exterior, agua y energías sustentables. Como parte de este ambicioso programa, el pasado 2 de mayo se realizó la sesión titulada Ciencia, Tecnología e Innovación en un Mundo Globalizado
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El acto se efectuó en Universum, Museo de las Ciencias, perteneciente a la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la máxima casa de estudios, con lo cual (y en esto coincidieron la mayoría de los participantes) se destacó la importancia que tiene difundir la ciencia entre la sociedad como una de las políticas que deben emprenderse con mayor vigor en los próximos años. Me llamó la atención la nutrida asistencia no sólo de investigadores y directores de dependencias de la UNAM, sino además de otras instituciones, entre ellas el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana y algunos Centros de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) entre otras, además de estudiantes de posgrado de diferentes procedencias, lo que muestra el interés que despertó entre la comunidad científica del país.
Son varios los aspectos que habría que destacar de esta reunión coordinada por los doctores William Lee y José Franco. Uno de ellos es la importancia del trabajo interdisciplinario para lograr tanto el avance de la ciencia, como para la solución de los problemas nacionales y globales. Lo anterior fue señalado por María Elena Medina Mora, directora del Instituto Nacional de Siquiatría e integrante de El Colegio Nacional; Julia Tagüeña Parga, directora adjunta de Investigación Científica del Conacyt, y Joaquín Ruiz, profesor de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, quien se refirió a la importancia de los enfoques inter y transdisciplinarios en la educación, lo que incluye no sólo a las áreas científicas y tecnológicas, sino además garantiza la presencia y fortalecimiento de las ciencias sociales y las humanidades.
Julia Tagüeña subrayó también la importancia de reconocer la labor de comunicación pública de la ciencia, para llegar efectivamente a la sociedad; además de la obligación de tener visión a largo plazo y detectar áreas de oportunidad. Insistió en que México debe participar en los grandes proyectos científicos internacionales, como el Gran Colisionador de Hadrones, el Event Horizon Telescope (Telescopio Horizonte de Sucesos), así como en la investigación en energías renovables y en la mecánica cuántica relacionada con los nanomateriales.
En este sentido, Raúl Rojas, investigador de la Universidad Libre de Berlín y Premio Nacional de Ciencias en 2015, se refirió a un tema muy inquietante, que es el cambio en la velocidad con la que se adaptan las tecnologías a las sociedades, pues mientras tuvieron que transcurrir de 50 a 100 años para que el automóvil, la luz eléctrica, el teléfono o la televisión tuvieran un uso generalizado, las tecnologías de la información, como la Internet, el teléfono móvil o las PC han requerido sólo entre 5 y 10 años. Advirtió que México debe prepararse para las tres transformaciones en puerta a las que denominó conversiones industriales
en el transporte, la energía y la producción. El denominador común en ellas es la inteligencia embebida
, es decir, el reconocimiento de lenguaje e imágenes en todos los productos tecnológicos, los asistentes personales para la productividad, los hogares y ciudades inteligentes, la vigilancia de la salud, la movilidad autónoma y la Internet de cosas inteligentes.
Al igual que Rojas, Enrique Sucar Succar, investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica y Premio Nacional de Ciencias 2016, advirtió sobre la importancia de que México no quede al margen de las tendencias mundiales en CTI. Los dos investigadores coincidieron en una propuesta: nuestro país necesita un centro de investigación nacional sobre inteligencia artificial.
Otro tema muy importante en esta reunión fue el de los ecosistemas de innovación. Alejandro Ádem, profesor de la Universidad de British Columbia, en Canadá, dijo que nunca hay que olvidar que el objetivo de la innovación es tener un impacto económico, y que todas las disciplinas académicas pueden y deben de contribuir en este propósito, por lo que es necesario fomentar la vinculación entre academia e industria. En esta dirección, Joaquín Ruiz propuso cambios en los currículos de las universidades para crear un ambiente propicio para la creatividad en los estudiantes universitarios.
Finalmente, en el campo de la política de ciencia y tecnología, el director general del Conacyt, Enrique Cabero, reiteró la necesidad de dotar de mayor autonomía al organismo que encabeza, y alejarlo de los vaivenes políticos de cada sexenio, siguiendo un modelo cercano al de la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos, tema que ya traté en este mismo espacio (La Jornada 03/1/17).
Las propuestas surgidas en el programa La UNAM y los Desafíos de la Nación deben ser consideradas seriamente en la elaboración de las políticas públicas para guiar el futuro de nuestro país.