Huachicoleros arrasan
¿Quién es el responsable?
Tres gobiernos fallidos
ás rápido que una saeta el gabinetazo se puso a chambear para dar cuerpo a las indicaciones
del inquilino de Los Pinos a fin de enfrentar de manera integral
el boyante negocio de las tomas clandestinas, el robo de combustibles propiedad (aún) de la nación y el mercado ilícito de carburantes. Así lo dijo ayer el secretario de Hacienda, José Antonio Meade: estamos trabajando muy de cerca con Petróleos Mexicanos (Pemex) para articular esta estrategia que el Presidente instruyó el 5 de mayo. Pero hay mucho trabajo previo, y todos de manera coordinada para enfrentar de manera integral contra el robo de combustibles
. Así es: todas las instituciones de la mano para erradicar la práctica referida, que crece como la espuma.
Qué bueno, pues. Sin embargo, si se atienden los resultados, el trabajo previo
referido por el titular de Hacienda ha sido un rotundo fracaso por el crecimiento exponencial de las tomas clandestinas, el voluminoso robo de combustibles y el avance sostenido de las bandas dedicadas a tan lucrativa actividad. Y Meade conoce ese fracaso mejor que cualquier integrante del actual gabinetazo, pues en menos de cinco años pasó por las oficinas principales de las secretarías de Energía (con Felipe Calderón Hinojosa) y Hacienda (en dos ocasiones: con el propio Jelipe y ahora con Peña Nieto) –es decir, dos de las instituciones que trabajan coordinadamente
en el combate
a la citada actividad ilícita–, además de que como titular de la Sener ocupó la presidencia del consejo de administración de Pemex y en su carácter de mero mero de la SHCP forma parte de ese órgano colegiado (en ambos turnos).
Desde 2003, cuando menos, se supone que las instituciones del Estado mexicano se coordinaron
para enfrentar el flagelo de los huachicoleros e instrumentar
las indicaciones
de tres inquilinos de Los Pinos (Fox, Calderón y EPN). De entonces a la fecha seis han sido los titulares de Hacienda, ocho los de Energía (incluido el tal Jelipe) y seis los de Pemex. Además, tres de la Defensa Nacional, tres de la Marina y ocho de la Procuraduría General de la República, sin considerar a los del Cisen y otros aparatos de inteligencia
y los gobernadores en turno. Esas son las dependencias del Ejecutivo que oficialmente participan coordinadamente
en contra del citado boyante negocio. Y el resultado concreto es que los 13 años transcurridos (de 2003 a 2016) desde la primera indicación
(la de Vicente Fox) para enfrentar de manera integral
el flagelo de referencia, el número de tomas clandestinas detectadas y selladas oficialmente por el gobierno mexicano se incrementó en alrededor de 10 mil por ciento, y nunca como ahora el mercado ilícito de combustibles no sólo goza de cabal salud sino de enorme fortaleza económica y creciente participación.
Como se documentó en México SA el sábado anterior, en agosto de 2003 Pemex informó: “existe un grupo de trabajo interinstitucional del gobierno federal, en el que participa Pemex, con el propósito de delinear estrategias, dar seguimiento al programa de combate al mercado ilícito de combustibles y ejercer las acciones legales procedentes ante las autoridades competentes. Como resultado de las estrategias desarrolladas por el grupo de trabajo interinstitucional, se reformó el Código Penal federal que prevé como delito grave la sustracción o aprovechamiento de hidrocarburos o sus derivados (…). Asimismo, la Policía Federal Preventiva ha venido custodiando las instalaciones de Pemex Refinación, lo que ha permitido abatir el mercado ilícito de combustibles”.
En ese mes de 2003 el secretario de Energía era Ernesto Martens Rebolledo, sólo para que días después (el 2 de septiembre de ese mismo año) entregara el despacho a Calderón Hinojosa (en automático pasó a la presidencia del consejo de administración de Pemex, y era el encargado de combatir
el mercado ilícito de combustibles), quien apenas duró 10 meses en el puesto (Fox lo corrió), porque su urgencia no era la citada, sino el agandalle de la candidatura panista al hueso mayor.
Y Raúl Muñoz Leos despachaba como director de Pemex, mientras Francisco Gil Díaz fungía como titular de Hacienda (e integrante del consejo de administración de la ex paraestatal) y Rafael Macedo de la Concha como procurador general de la República. El general Vega era el titular de la Sedena y el almirante Marco Antonio Peyrot, de la Semar. Por si fuera poco, el inefable Genaro García Luna era el director de la Agencia Federal de Investigaciones (con Calderón Hinojosa ocupó la Secretaría de Seguridad Pública). Ese fue el selecto grupo de funcionarios foxistas encargado de combatir
el mercado ilícito de combustibles, pero todo indica que los citados personajes no se enteraron y mucho menos se coordinaron
–cuando menos no en el asunto que nos ocupa-, pues el negocio que supuestamente combatirían
en los hechos agarró paso veloz, y desde entonces se mantiene boyante.
Lo mismo sucedió con Felipe Calderón en Los Pinos, y el combate
fue tan efectivo que los huachicoleros crecieron en número, efectividad y organización. De hecho, tan decidido estaba el tal Jelipe que cuando menos en el presupuesto federal de 2010 desapareció
la partida para el programa de combate al mercado ilícito de combustibles, anunciado por Pemex siete años atrás. El titular de Hacienda era Agustín Carstens (más adelante Ernesto Cordero y José Antonio Meade), la de Energía, Georgina Kessel (la sucedió el propio Meade y a éste, Jordy Herrera) y el de Pemex, Jesús Reyes-Heroles González-Garza, al que relevó Juan José Suárez Coppel, otra joya de la burocracia dorada.
Con EPN, y en constante ascenso el robo de combustibles, por Hacienda pasó el (ex) ministro del (d)año
, Luis Videgaray, y José Antonio Meade fue el relevo. En Energía se mantiene Pedro Joaquín Coldwell y por Pemex pasó (y arrasó) Emilio Lozoya, que como el whisky sigue tan campante. ¿Qué sucedió entre 2013 y 2016? Lo de siempre: no dejaron de crecer tomas clandestinas, robo de combustibles y mercado ilícito. Por cierto, ninguno de los personajes citados fue requerido para explicar las causas del fracaso en el combate
referido. Impunes quedaron. De hecho (tradición obliga) prácticamente todos han ido de liana en liana (sea pública o privada) y gozan de hueso de muy buen nivel, mientras el atraco a la nación se mantiene.
Las rebanadas del pastel
Pero tranquilos, que ya está aquí la (por tercera o cuarta ocasión) novedosa
fórmula para enfrentar de manera integral
el citado negocio ilícito, o lo que es lo mismo, la garantía de que se mantendrá boyante.