La palabra polémica se impuso en la presentación de la segunda edición de Apaches… fantasmas de la Sierra Madre, libro de Manuel Rojas publicado por la Secretaría de Cultura del gobierno del estado de Chihuahua.

En el auditorio norte de la Cámara de Diputados, hace unos días, el sociólogo, dramaturgo y actor retomó lo dicho por Raúl Manríquez Moreno, de la Secretaría de Cultura local, y explicó: “Soy polémico. Tiene razón Raúl cuando dice que algunos historiadores no están de acuerdo conmigo. Sin embargo, jamás se me enfrentan. Es muy fácil rebatir en ausencia. El éxito de este libro –se agotó la primera edición de 2008 y está por ocurrir lo mismo con ésta– estriba en que las primeras presentaciones se hicieron en Estados Unidos: Arizona, Nuevo México y California.

“La argumentación historiográfica se hace con documentos, no con dichos. Los anglosajones fueron los primeros en adquirir el libro. En Chihuahua y Sonora, donde hay autores que han escrito sobre los apaches, jamás se han dado la cara porque saben que no podrán confrontar mi documentación, porque son escritores de gabinete; no hay trabajo de campo. Sus libros terminan como bestsellers de bodega.”

En el acto encabezado por el diputado federal por Baja California, Exaltación González Ceceña, por conducto de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la 62 Legislatura, Manuel Bejarano Giácoman, director del Instituto de Cultura de Baja California, expresó que en la edición corregida y aumentada, el autor narra los emocionantes hallazgos que ha registrado sobre el tema de los apaches en una larga tarea de investigación que lo ha llevado a conocer a detalle en campo y visitar todos y cada uno de los lugares referidos.

Apaches… ayuda a conocer y comprender pasajes desconocidos de la historia etnográfica nacional que no han sido debidamente valorados en las referencias históricas oficiales, apuntó Bejarano Giácoman. Mientras la mayoría de las personas relaciona los apaches con el suroeste de Estados Unidos, el texto da a conocer con precisión su presencia en los ahora estados de Sonora y Chihuahua.

Soldados de presidio

El libro, entonces, es relevante para Chihuahua por haber sido tierra de apaches, definió Manríquez Moreno. No entenderíamos la historia de la formación del estado en términos de su identidad, organización económica y desarrollo, sin la presencia no nada más de los apaches, sino de los quizá 20 grupos indígenas que había, explicó el director de políticas culturales y artísticas de la Secretaría de Cultura del estado de Chihuahua.

Aunque el término apache suele asociarse con lo bárbaro, el desorden y el destrozo, el libro de Rojas, con prólogo de Víctor Hugo Rascón Banda, no sólo da a conocer hechos de la historia de la apachería, sino a verla desde otras perspectivas, como una más humana, indicó Manríquez Moreno.

Rojas se interesó por ese tema porque amo profundamente a mi país y estoy convencido de que si México no hubiera padecido el centralismo feroz al constituirse como república independiente, no hubiéramos perdido el territorio con Estados Unidos.

Explicó que en el último periodo de la Nueva España y los primeros años del México independiente, los guerreros apaches fueron contratados en las cárceles de Sonora y Chihuahua como soldados de presidio. Sin embargo, en 1831 alguien acá del centro determinó que, como los apaches ya estaban pacíficos, sus servicios no eran necesarios, entonces los mandaron al desempleo y les quitaron la ración alimenticia para sus familias.

En 1836, cuando se vino la revuelta de los colonos de Texas, teníamos en contra los apaches. Este error del centro provocó que el norte de México quedara desguarecido prácticamente. Rojas afirmó que México tiene todos los elementos, aun con el espacio mutilado, para ser una potencia económica. Lo que debemos preservar para bien de nuestro país es el federalismo, por eso es necesaria la división de poderes.

Apaches… volverá a ser presentado el 9 de mayo a las 19 horas en el teatro Wilberto Cantón (José María Velasco 59, colonia San José Insurgentes).