Domingo 16 de abril de 2017, p. 7
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) advierte presión de la migración internacional hacia los sistemas de asilo. En México, tan sólo en su oficina ubicada en la frontera sur (Tapachula, Chiapas), esta agencia reporta un aumento de 272 por ciento en los casos atendidos, al pasar de 561 en 2015 a 2 mil 92 en 2016.
A escala nacional, de 2011 a 2016 las solicitudes de refugio recibidas por la Secretaría de Gobernación se incrementaron en mil 67 por ciento. Igualmente, las peticiones aceptadas crecieron casi en esa misma proporción.
Hace 30 años había 12.6 millones de refugiados en el mundo; el pico reciente fue en 1991 y 1993 con algo más de 16 millones, mismo nivel actual (16.5 millones a mediados del año pasado, último corte estadístico de la Acnur). También hay un progresivo aumento de desplazados internos, refugiados retornados, desplazados internos devueltos y apátridas (sin nacionalidad ni derechos en sus países de origen).
La Acnur dijo que cada minuto 24 personas son forzadas a huir de sus hogares. A finales de 2015 había 16.1 millones, por lo que en unos meses se sumaron a esta condición unas 400 mil personas.
En América hay actualmente medio millón de refugiados; de manera particular, la región latinoamericana también experimenta presiones en esta materia, no sólo por el movimiento de migrantes de la zona, sino incluso procedentes de otras regiones del planeta.
Esta situación se traduce en mayor presión en los sistemas de asilo
, dijo.
La Acnur difunde por estos días el contenido de las legislaciones para que los gobiernos tomen mejores decisiones en cuanto a aceptar o no a un extranjero.
En el caso de México se pone énfasis en la persistencia de violencia extrema en las naciones de origen de los migrantes, especialmente con riesgo para mujeres y jóvenes procedentes de Honduras, El Salvador y Guatemala.
También destaca en redes sociales que distintas empresas (el servicio de taxi Uber es una de ellas) ya ofrece empleo a refugiados, por ejemplo, jóvenes que huyeron de las maras (pandillas) en Honduras y El Salvador.