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La constructora acepta que tenía una oficina dedicada a comprar partidos y políticos

Ligan con sobornos de Odebrecht a decenas de políticos brasileños

Ningún funcionario está exento, según declaraciones del empresario; lista detallada de pagos

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La Cámara de Diputados de Brasil, después de la información dada a conocer el pasado miércoles por la Corte Suprema acerca de la investigación por corrupción a casi una centena de políticosFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 15 de abril de 2017, p. 14

Río de Janeiro.

En días recientes, los brasileños viven pegados a una hipnotizante nueva versión de telerrealidad: los videos emitidos casi sin interrupción de poderosos ex ejecutivos encarcelados acusando de corrupción al presidente, Michel Temer, y a casi todos los políticos relevantes del país.

Por encima de las tórridas telenovelas y del BBB, como se conoce al Gran Hermano en Brasil, un drama mucho más grande y serio domina ahora la televisión.

Las novelas cuentan con sus romances melodramáticos y el BBB con sus telegénicos exhibicionistas. Pero las estrellas de este show, que aparecen sin descanso en todas las cadenas, son en su mayoría grises hombres de mediana edad. Su historia, sin embargo, es la más explosiva que ha vivido Brasil en décadas.

Son los 77 ex ejecutivos de Odebrecht, la constructora más importante de América Latina, que se han declarado culpables de haber participado en la mayor red de sobornos de la historia del país.

Con la esperanza de reducir sus sentencias, los ex directivos se abrieron a los fiscales, explicándoles cómo la empresa gestionaba un departamento especial para comprar a cada partido y a la mayoría de los políticos más influyentes del gigante sudamericano.

Durante meses, todos esos testimonios –en forma de declaraciones grabadas y documentos escritos– permanecieron bajo secreto.

Pero en la noche del martes, el juez de la Corte Suprema Edson Fachin autorizó investigar a alrededor de cien políticos basándose en sus relatos. Poco después, las delaciones premiadas se hicieron públicas. Sin molestarse en maquillar sus temores, los legisladores vaciaron el Congreso tras conocer la esperada lista. El jueves, víspera del feriado de Viernes Santo, no había señales de regreso.

Aunque lejos de Brasilia, los políticos no podrán evitar que las televisiones sigan emitiendo los testimonios, ahora que la corrupción se ha convertido en un espectáculo casi en vivo.

Departamento de sobornos

Los responsables de la más grande constructora en América Latina usaron un sistema secreto de comunicaciones para discutir y arreglar el pago de sobornos.

Una detallada hoja de cálculo indicaba quién recibió qué, todo bajo un sistema de nombres clave. Y para supervisar, había un departamento entero en la gigantesca constructora brasileña Odebrecht, cuyo propósito era asegurar que los pagos se hicieran sin contratiempos.

Aunque los acuerdos frecuentemente se cerraban entre cenas y cafés, no había nada al azar en una amplia red de corrupción que los fiscales investigan en Brasil y que involucró sobornos a cientos de políticos a cambio de conseguir contratos estatales, legislación benéfica y otros favores.

La Corte Suprema abrió investigaciones a 100 políticos esta semana con base en declaraciones de ejecutivos actuales y pasados de Odebrecht. En sus testimonios describen cómo la corrupción simplemente era parte del negocio.

Había una regla: o le damos a todos o a ninguno, explicó Emilio Odebrecht, presidente de la junta de la empresa, en referencia a los pagos que hacían a los políticos.

Al parecer, Odebrecht se decantó por la primera opción. Documentos judiciales dados a conocer esta semana y declaraciones de los fiscales ofrecen un vistazo a la forma sumamente organizada en que la empresa manejaba millones de dólares en coimas (sobornos).

La trama era supervisada por la llamada División de Operaciones Estructuradas, el departamento de sobornos, como le dicen los investigadores. Esta división tenía su propia jerarquía y contadores. También usó el sistema secreto de comunicaciones Drousys para reportar los pagos internos y externos.

Los pagos estaban detallados en hojas de cálculo guardadas en el sistema Drousys, de acuerdo con un testimonio judicial. En dichas hojas contables, los políticos que recibían pagos y los intermediarios que los entregaban eran mencionados con apodos.

Eliseu Padilha, hoy jefe de personal del presidente Michel Temer, era el primo. El ex alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, era el pequeño nervioso. Otros eran decrépito, Viagra, pequeño niño en el bosque y Drácula.

Un congresista incluso protestó en su página en Facebook cuando su apodo –totalmente feo– fue reportado en la prensa local el año pasado.

Los empleados en Odebrecht posiblemente se divertían con los sobrenombres, pero sus revelaciones muestran hasta ahora que se tomaban la corrupción en serio.

Los fiscales investigan el testimonio y están decidiendo si presentan cargos. Los políticos niegan haber actuado mal y muchos han manifestado que lo que recibieron de la constructora fueron contribuciones legítimas de campaña.

Videos revelan trama

El máximo protagonista de las grabaciones es Marcelo Odebrecht, ex presidente de la compañía familiar y uno de los empresarios más prestigiosos de Brasil, hasta su arresto en 2015 en el marco de la megaoperación anticorrupción conocida como Lava Jato (Lavadero de autos).

Odebrecht fue condenado a 19 años de prisión en 2016. En los videos, no obstante, aparece vistiendo camisa y a veces una chaqueta de traje, trasmitiendo todavía la imagen de un ejecutivo seguro de sí mismo, al tiempo que enumera sus delitos –y a sus supuestos socios políticos– al detalle.

Al ex presidente ejecutivo de la poderosa constructora se le escucha decir que suministró ilegalmente unos 144 millones de dólares a los políticos investigados.

Odebrecht y sus antiguos colegas señalan a todos los grandes líderes brasileños, incluyendo al presidente Michel Temer y todos los ex mandatarios vivos desde el retorno de la democracia a mediados de los años 80.

La mayoría de los pagos de la empresa fueron en forma de donaciones sin declarar a partidos políticos –la llamada caja dos– que, según los fiscales, era una forma de soborno generalizado para comprar influencias en todo el espectro político.

Todo el mundo cometió ese delito electoral, afirma Odebrecht en las grabaciones. “No conozco ningún político en Brasil que haya conseguido hacer cualquier elección sin caja dos”, añade.

Y aún va más lejos: “El tipo puede decirte que no lo sabía, pero recibió dinero del partido que era de caja dos”.

A Temer lo salva el fuero

Uno de los pocos grandes nombres de la política que no aparece en la lista es el de Michel Temer. Como presidente en ejercicio, la Constitución estipula que no puede ser investigado por presuntas ilegalidades cometidas previamente a su llegada al poder.

Aunque el alivio inicial en Planalto pronto se vio opacado por el video en el que ex ejecutivo Marcio Faria le cuenta a los fiscales que Odebrecht sobornó al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de Temer en 2010 durante un encuentro presidido por el ahora mandatario.

El acuerdo, supuestamente sellado en la oficina del entonces candidato a la vicepresidencia en Sao Paulo, estipulaba que la constructora pagaría 40 millones de dólares a la formación a cambio de la adjudicación de un contrato con la estatal Petrobras.

Estaba claro que hablábamos de un soborno, dijo Faria.