El estado de Guerrero continúa con alta incidencia en homicidios a pesar del fortalecimiento de operativos de combate al crimen y vigilancia con apoyo de las fuerzas federales, particularmente el Ejército.

Son ya 10 años con estrategias particulares en esta entidad para contener y disminuir la violencia. Los planes han tomado diversos nombres y características en ese lapso, con base en la mecánica de ‘‘operaciones mixtas’’.

Al final del sexenio calderonista se le llamó Guerrero Seguro; tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayoztinapa, en septiembre de 2014, se anunció otro programa, con énfasis en la Tierra Caliente guerrerense, aunque la logística y el movimiento de efectivos ha variado desde entonces.

El centro de operaciones ha sido el área de la capital, Chilpancingo, y en otras etapas, Acapulco, municipio colocado en 2016 como el número uno (de 50) en cuanto a focos rojos y prioridad del gobierno federal.

Durante el primer bimestre de 2017 se registraron en esa entidad 340 asesinatos intencionales, con un mayoritario porcentaje de uso de armas de fuego, casi tres cuartas partes de los delitos. En el mismo periodo del año anterior, el acumulado fue de 326 homicidios dolosos, de los cuales 236 se cometieron con armas de fuego, aunque hay una clasificación, también de alta incidencia, en la cual no se detalla qué se usó para matar a la gente.

Las cifras compiladas por la Secretaría de Gobernación (SG) muestran también que si bien hay bajas, respecto a las épocas más críticas (230 crímenes tan sólo en mayo de 2011, y 2017 en agosto de 2016), el inicio del presente año es de los más complicados del actual sexenio.

Integrantes del gabinete de seguridad confían en una baja con un nuevo refuerzo de la estrategia que, como se dijo, se ha cambiado de nombre y plan en los 10 años recientes. Ahora está a cargo de un general del Ejército. También apuestan a la desarticulación de bandas criminales y la detención de cabezas de estos grupos.

El comisionado general de la Policía Federal (PF), Manelich Castilla, anunció la tarde de ayer la detención de Rubén Granados, a quien identificó sólo como Rubén ‘‘N’’, considerado uno de los objetivos prioritarios en el estado y operador en la Costa Grande de Guerrero, la zona de trasiego de drogas más importante de la zona, dijo. Rubén N fue capturado junto con otros ocho presuntos delincuentes.

La información fue emitida por el gobierno de Guerrero en las primeras horas del día y hasta la una y media de la tarde los datos fueron ratificados por el jefe de la Policía Federal en un mensaje a los medios de comunicación.

Rubén ‘‘N’’, precisó, tiene una orden de aprehensión por el delito de portación de arma de fuego, aunque las investigaciones a las que hizo alusión se refieren a la responsabilidad del sujeto en extorsiones, secuestros y ejecuciones a ganaderos de la Costa Grande. ‘‘Además, se dedicaba a la cosecha y tráfico de droga en la zona de Tecpan de Galeana, donde tenía establecido su centro de operaciones contra otras operaciones rivales.

El hermano de Rubén (jefe de Los Granados) y él mismo se iniciaron en el liderazgo de actividades delictivas en 2009. La PGR ofreció el año pasado una recompensa por su captura, así como de otros cuatro presuntos delincuentes, entre ellos el hermano del ahora detenido. Rubén N extendía su control hacia Zihuatanejo y municipios colindantes, acorde con el comisionado Castilla.