Con gol solitario de Peralta gana juego con poca ambición
Jueves 13 de abril de 2017, p. a35
En 1966, América jugó por primera vez en la cancha del estadio Azteca contra el Torino de Italia. Aquel día, el brasileño Arlindo dos Santos anotó el primer gol en ese campo para los locales. Ayer, poco más de medio siglo después, las Águilas cumplieron mil partidos jugados en el coloso Santa Úrsula y lo conmemoraron con victoria de un solo tanto, logrado por Oribe Peralta.
El partido fue extraño por su aura, fue el pendiente de la jornada 10 pospuesto por el paro de los árbitros hace un mes. Una jornada especial para el América, que además de los mil juegos en esta cancha, lo fue por el retorno, seis meses después, de Paul Aguilar, quien llegó anoche para ser titular otra vez y no para hacer tanteos preventivos con el fin de no arriesgar el cuerpo.
Lejos de aprovechar la ocasión conmemorativa, América parecía una pandilla de especuladores que aguantaban para no arriesgar de manera temeraria. Necaxa tuvo entonces la responsabilidad de buscar los avances. A los 10 minutos de comenzado el juego, Marcos González provocó un silencio dramático en el estadio cuando remató de cara al arco y Agustín Marchesín tuvo que hacer un alarde de su habilidad para atajar un tiro.
América parecía sin ambición. Apenas un intento de larga distancia de William da Silva que entregó sin peligro a las manos de Marcelo Barovero.
Cerca del final de la primera parte, América por fin tuvo una oportunidad: Bruno Valdez disparó pero Marcos González echó milagrosamente la pelota con un cabezazo que mandó encima del travesaño. Se fueron al descanso sin nada en los bolsillos.
Sirven los cambios
Al volver, Ricardo La Volpe lucía inquieto. En el fondo también sabía que cada duelo es una oportunidad de extender su invicto como local desde que llegó al banquillo de las Águilas. Hizo su primer cambio y sacó al renacido Aguilar por Érick Pimentel.
América empezó a ganar terreno con más esfuerzo que estrategia, pero el orden de los Rayos les estropeaba cada intento. Incluso se salvó por otra intervención gloriosa de Marchesín, que se encontró para su fortuna con una pelota que no pudo rematar Édgar Espíndola con una tijera.
Cuando el partido parecía destinado a un gris empate sin goles, Arroyo desbordó en un arrebato solista, recortó a tres defensas, para cruzar un disparo que quedó para que Oribe Peralta rematara a los 83 minutos, con un toque con la frente.
Al finalizar, Ricardo La Volpe salió satisfecho, sobre todo porque ha visto que su equipo se ha puesto el overol de trabajo. Sólo nos falta algo que le gusta a la gente y a mí: ser espectacular
.
América llegó a 21 puntos y subió a la quinta posición, mientras Necaxa permanece en el penúltimo puesto con 11 unidades.