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El GIMI, del Instituto de Astronomía de la UNAM, las estudia desde hace 17 años

Destaca contribución de México al análisis de las nebulosas planetarias

Los universitarios investigan la distribución espacial de las propiedades físicas y químicas en distintas etapas de su vida: desde que se clasifican como protonebulosas hasta las muy evolucionadas

 
Periódico La Jornada
Jueves 13 de abril de 2017, p. 2

El Grupo de Investigación en Medio Interestelar (GIMI), del Instituto de Astronomía (IA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estudia desde hace 17 años las nebulosas planetarias. Gracias a diversas técnicas empleadas por ese equipo, con sede en el campus Ensenada, se ha podido obtener información detallada de una decena de esos objetos.

En principio los universitarios trabajaban con los telescopios del Observatorio Astronómico Nacional (OAN) localizado en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, pero en años recientes gracias a que su labor es reconocida a escala global, han ampliado sus observaciones con equipamiento de otros países.

Al ser un equipo de investigación consolidado, los miembros del GIMI tienen acceso a varios de los más importantes observatorios del mundo, como el VLA, con sede en Nuevo México, Estados Unidos; el SMA, localizado en la cima del volcán Mauna Kea, en Hawai; el equipo de telescopios europeos VLT, ubicados en una montaña en el desierto de Atacama, Chile, y el Gran Telescopio Canarias, en las Islas Canarias, España, de acuerdo con información dada a conocer por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Análisis desde diversas perspectivas

El líder del grupo es Roberto Vázquez Meza, del IA, quien afirmó que la investigación colaborativa con astrónomos que tienen diferente conocimiento técnico hace posible el estudio de un mismo fenómeno desde diversos puntos de vista para entenderlos a profundidad.

Lo que ha marcado diferencia en los estudios del GIMI es que sus integrantes estudian la distribución espacial de las propiedades físicas y químicas de las nebulosas planetarias en distintas etapas de su vida: desde las que se clasifican como protonebulosas hasta las muy evolucionadas.

En espectroscopia, eso lo logramos gracias a la técnica que se llama rendija larga, que no había sido muy explotada por muchos grupos. Gracias a ella hemos conocido las características físicas de las nebulosas, punto a punto: sabemos la velocidad, densidad, temperatura y abundancias químicas de cada región, lo que después nos permite modelarlas en tres dimensiones.

Una de las técnicas más novedosas aplicadas por el GIMI es la observación infrarroja, la cual permite el estudio de materiales presentes en las nebulosas planetarias que no se detectan con telescopios que sólo observan en luz visible.

Mónica Blanco Cárdenas, integrante del grupo, indicó que los instrumentos para observaciones infrarrojas permiten detectar materiales en zonas oscuras del cielo.

Sus investigaciones se han centrado en algunas moléculas, como monóxido de carbono o hidrógeno molecular, relacionadas con regiones de las nebulosas planetarias, donde está ocurriendo un choque o algún fenómeno físico asociado con las etapas evolucionadas de las nebulosas.

Otra de las áreas de estudio del grupo es el análisis de los campos magnéticos de las nebulosas y de las protonebulosas, así como su estado evolutivo anterior. En esto trabaja Laurence Sabin, también de la sede del IA en Ensenada. Su labor consiste en detectar campos magnéticos, no solamente en la zona envolvente de la nebulosa, sino también en la superficie estelar, lo que la ha llevado a utilizar la técnica de polarimetría.

Esta técnica le ha permitido investigar cuál es el papel de los campos magnéticos en la morfología, dinámica y, en general, la historia de esos cuerpos.