Con la publicación la hostería La Bota festeja 13 años como espacio generador de ideas
lo vaporosoque es el mundo de la promoción cultural
Lunes 3 de abril de 2017, p. a10
El propósito del libro Pase usted es asentar en papel lo vaporoso
que es la promoción cultural cotidiana en México, además de ser una celebración de los 13 años de actividad ininterrumpida de la hostería La Bota como epicentro generador de ideas y de actividades culturales.
Así lo destaca el escritor y promotor cultural Antonio Calera-Grobet, propietario al lado de su familia de ese emblemático restaurante-bar que desde su origen se ha destacado como uno de los centros culturales independientes más importantes no sólo del Centro Histórico de la Ciudad de México, sino de la capital del país.
Este libro conmemora el encuentro, porque la cultura es unión y vemos a La Bota como un epicentro, la confluencia de muchas magnitudes y muchos vectores. Es una celebración del encuentro con mi familia, el encuentro de diversas familias con los creadores, con los públicos, que no sólo son capitalinos, sino de otros estados y quizá somos el lugar con más extranjeros en el Centro Histórico
, señala el también editor.
Ahí va un rostro cubista, quiero verlo como un rostro de muchísimas caras de lo que somos. A saber, no un bar, sino uno de los centros culturales más activos de la Ciudad de México, en donde se ha atendido a cerca de 2 millones de personas.
Publicado por Mantarraya ediciones, uno de los sellos creados por este espacio, Pase usted reúne textos breves de 80 escritores y mil 100 fotografías, así como algunas ilustraciones y dibujos que, en conjunto, configuran un álbum polifónico de lo que es y ha sido ese centro cultural y sus múltiples significados.
Es el proyecto más ambicioso que hemos emprendido. Es un libro con nuestro seña de identidad. Un libro barroco, elegante y cordial; se hizo con un conglomerado de colaboraciones de los amigos y los que no son tanto
, destaca Calera-Grobet en entrevista al término de la presentación del volumen, efectuada la tarde del sábado en el Museo del Estanquillo, acto que devino festiva convivencia.
Según el promotor cultural, La Bota es prueba fehaciente de que en nuestra compleja realidad sí es posible
un proyecto cultural autogestivo y sustentable.
Pero para lograrlo, explica, es indispensable un mínimo orden para mantener las finanzas, tener los libros económicos en regla, cumplir con las obligaciones legales y, además de todo, contar con el entusiasmo de la colectividad.
Somos un espacio generador de proyectos y para el tráfico de las ideas. Lo que más hacemos aquí es traficar ideas. No 500 platillos cada día o recibir entre 250 y 400 personas diariamente, sino traficar ideas
, agrega.
Más que un bar
En su opinión, es muy mala leche
de quienes conciben a este espacio sólo como un bar: No lo somos, somos un enorme centro cultural y hay que decirlo, uno de los más activos de la Ciudad de México en los más recientes 50 años. Quien no quiera verlo así es porque no sabe la historia de nuestra promoción cultural
.
Calera-Grobet refrenda la condición contracultural e independiente de su proyecto al sostener que han sabido mantenerse a contrapelo, como los salmones, y que nunca han clamado por una beca o un apoyo institucional
No tenemos ni un peso público. Es una ética que intentaré mantener hasta que La Bota o yo muera. Porque hay una afinidad allí, que si el dinero lo dan los políticos, a chingar a su madre. Y claro que es posible mantenerse así; yo pensaba antes que era una utopía, pero no, es posible y tiene piso, está en San Jerónimo 40, en el Centro.
Sobre lo que viene para este proyecto cultural, el escritor destaca que seguir trabajando como hasta el día de hoy y no caer en la tentación de verlo como negocio.
Nunca haríamos una franquicia, aunque nos lo han propuesto. Tampoco hemos pensado en poner una sucursal. Queremos disfrutar ahorita lo que nos ha costado hacer en 12 años, que es un trabajo arduo desde las 10 de la mañana hasta las 5 de la madrugada. No cerramos ningún día. Es muy difícil, pero muy digno. Toda mi familia vive de esto. Adrián, Mauricio, Luis, mi madre (Adriana) y yo estamos aquí sometidos todo el tiempo, y es un tiempo dignificante.