Laura Ballesteros, subsecretaria de Planeación, informó que la reducción de velocidad salvó la vida de 80 personas, a poco más de un año de la implementación del Reglamento de Tránsito.

Se trata principalmente de peatones y cicilistas, que son el grupo más vulnerable, aunque también están los automovilistas, que representan 45 por ciento de muertes por hechos de tránsito.

Cuando bajamos las velocidades, se tiene mayores probabilidades de sobrevivir, y estamos salvando la vida a quienes conducen automóviles, que era la principal causa de muerte para ellos, afirmó.

La funcionaria de la Secretaría de Movilidad (Semovi) reconoció que la reducción de velocidad genera malestar en varios sectores de la población, por las llamadas fotomultas.

Dicho mecanismo, sin embargo, representa la décima parte de la agenda de seguridad vial, que incluye la atención de los 200 cruceros más peligrosos, entre ellos el llamado pare de sufrir, ubicado entre Jalapa y Yucatán, donde convergen seis calles, y es difícil de cruzar, señaló.

Así como continuar con el programa de señalización de la red vial primaria, donde se tiene un avance de 70 por ciento, pues el exceso de velocidad es la principal causa de muerte, por encima de la ingesta de alcohol, ubicada en segundo lugar.

El manual del usuario de calles enseña a una persona cómo funcionan, aunque está dedicado al automovilista, principalmente, para que aprenda a ser multimodal en la ciudad y desarrolle empatía con los demás sistemas. Es el primer gran paso para los exámenes de conducir, comentó.

La capacitación y educación, dijo, también forman parte de esta política de seguridad vial, donde buscamos cero muertes por hechos de tránsito, por lo que no daremos un paso atrás en la búsqueda de esta ética pública, cuando gran parte de las personas que fallecen en accidentes viales son jóvenes.

Por ello la importancia de reforzar las conductas que salvan vidas, como respetar los límites de velocidad, no conducir bajo los efectos del alcohol y usar el cinturón de seguridad.