Los Ángeles.

Pocos esperaban ver en Rogue One a la joven princesa Leia y mucho menos al comandante de la Estrella de la Muerte, Wilhuff Tarkin. Pero ahí estaban, gracias a la tecnología.

Al momento de la filmación, Carrie Fisher ya no lucía como la muchacha de 19 años que protagonizó la primera película de La Guerra de las Galaxias (1977). La actriz falleció a los 60 años dos semanas después del estreno de Rogue One: una historia de Star Wars, en diciembre pasado. Peter Cushing murió en 1994.

La resurrección computarizada de estos dos personajes en el spinoff de la popular serie dividió a los fanáticos, entre los que admiraron la maravilla tecnológica y a los que les pareció extraño.

En todo caso, para quienes tengan dudas, Lucasfilm lanzará el 4 de abril el devedé de Rogue en Estados Unidos con un contenido especial dedicado al delicado proceso de creación de estos dos personajes digitales.

En el bono titulado La princesa y el gobernador, el supervisor de animación Hal Hickel indicó que en este trabajo de efectos especiales hubo muchos días oscuros, muchas noches en vela, despiertos, preocupados por estas tomas.

El supervisor de efectos visuales, John Knoll, dijo que los planos cerrados de humanos digitales son uno de los mayores problemas para efectos de computadora.

Tarkin y Leia fueron encarnados por Guy Henry y Ingvild Deila, con la imagen de los actores originales colocada encima en el estudio de efectos especiales Industrial Light and Magic (ILM), de San Francisco.

Tomó mucha preparación entrar en el personaje, porque todo mundo recuerda a Leia muy bien, tenía que ser exactamente igual, explicó Deila en el mismo documental incluido en el devedé.

La escena de Leia es al final y dice una sola palabra tomada de un archivo. Henry tuvo muchos más diálogos.

Fisher pudo ver el resultado, comentó Knoll al canal ABC. Estuvo involucrada en el proceso, vio el resultado final y le encantó, indicó.