Estamos cinco puntos abajo de lo que deberíamos crecer, asevera José Franco
punta de lanzadel país, le faltan recursos
Martes 28 de marzo de 2017, p. 36
México es uno de los países iberoamericanos que está a la vanguardia en divulgación de la ciencia. Esta actividad es muy relevante, pues mediante ella se puede acercar el conocimiento científico a la sociedad y sobre todo crear vocaciones en los niños.
El investigador José Franco López habla con La Jornada sobre su experiencia de titular de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cargo en el que estuvo por cinco años y que dejó hace unas semanas.
Lo que hace esa área de la universidad es muy importante para la sociedad. Después de colaborar ahí, donde aprendí mucho, puedo afirmar que en América Latina y muchos otros países del mundo no existe un espacio como la DGDC. Es un lugar único.
Esfuerzo colectivo
El astrónomo y actual coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico asegura que la labor de divulgación científica es fundamental para el futuro de la sociedad, y trabajar en ella representó un reto, porque uno se debe estar renovando constantemente. Hoy, las formas de comunicación no son las mismas que hace 10 o 20 años
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Franco López llegó a la DGDC a principios de 2012, aún en el rectorado de José Narro Robles. Con la sucesión en la rectoría de la UNAM, con Enrique Graue Wiechers, se mantuvo hasta hace unas semanas. Dejó esa dirección por la carga de trabajo que ha tenido este lustro. En sus primeros dos años lo compaginó con la presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y los tres siguientes con la coordinación del foro consultivo.
Si bien el trabajo de los divulgadores de la ciencia en el país es punta de lanza
para Iberoamérica, desde que en la década de los 60 Luis Estrada creó la primera revista de divulgación en la UNAM. Franco afirma que el crecimiento de este sector y su expansión están relacionados con el presupuesto.
Los recursos han sido limitados por la baja inversión para el sector de ciencia y tecnología. Estamos en un factor de cinco puntos abajo de lo que en realidad se tendría que destinar al sector. Así, el crecimiento de científicos, tecnólogos e infraestructura ha sido pequeña. Y por tanto, el número de divulgadores de la ciencia tampoco ha podido crecer como uno esperaría.
Pese a esas limitantes, subraya, los esfuerzos de científicos y divulgadores han rendido frutos, y hoy existe mucho mayor información entre la sociedad, sobre todo en niños y jóvenes, acerca del conocimiento científico.
“Sí, le estamos llegando a la sociedad, hay más sensibilidad y apreciación por nuestro trabajo. Simplemente en una encuesta que hizo la UNAM hace un par de años, podemos ver que entre más jóvenes hay un mayor interés por estos temas, mientras que los viejos lo desconocen.
El análisis también mostró que a mayor nivel de estudios los mexicanos conocen y aprecian más los tópicos relacionados con la ciencia y la tecnología.
El investigador ubica un reto para la divulgación de las ciencias en los años por venir: aprender a comunicar con las nuevas tecnologías y a públicos diferenciados, pues no le interesa lo mismo a un niño que a un adulto. Hay una necesidad imperiosa entre la gente por el conocimiento y hay que llevarlo más allá de la vía formal; tenemos que hacerlo sí, con revistas, acuarios, planetarios, actividades masivas, pero al mismo tiempo aprovechándonos de las nuevas tecnologías
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