En México, el auge de la industria automotriz ha estado aparejado con el crecimiento exponencial de los contratos de protección patronal y la instauración de un perverso modelo sindical y contractual, de absoluta simulación y control de los trabajadores al servicio de las trasnacionales, el cual ha propiciado que sus obreros sean los peores pagados del mundo.

Una investigación del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (Cilas) sobre la situación actual del sector automotriz en México señala lo anterior y asienta por ejemplo que la Ford firmó con el sindicato estadunidense UAW para sus ocho plantas en Estados Unidos un pago 130 dólares por día, mientras en México el sueldo es de 160 a 320 pesos por jornada.

Por hacer el mismo trabajo, a los obreros de Estados Unidos les pagan un promedio de 3 mil 900 dólares al mes –el equivalente a 77 o 78 mil pesos mexicanos– mientras los mejores pagados en México ganan entre 9 y 10 mil pesos mensuales: ocho veces menos.

El informe indica que esa disparidad salarial es una de las razones por las que México se da el auge del sector automotriz, en el que dominan los sindicatos subordinados a las empresas y al gobierno en turno –llamados también charros– en los cuales predominan los de la Confederación de Trabajadores de México.