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Los de Abajo

Esperamos no estar solos

A

sesinaron a otra periodista en Chihuahua. Asesinaron a otra mujer. A otra madre. A otra hermana. Lo hicieron frente a su hijo de 14 años y dejaron una nota sobre su cuerpo. Corresponsal de este diario desde hace 20 años, Miroslava Breach nos deja muchas preguntas, además de una profunda tristeza, desolación y coraje.

Su caso no es aislado, como no lo es el de ninguno de los 103 colegas a los que han asesinado desde el año 2000, de acuerdo a datos de la organización Artículo 19. Los tres más recientes en este marzo que aún no termina. Murieron por su trabajo, es decir, por el derecho a informar, por no quedarse callados frente a la ola de violencia y violaciones a los derechos humanos que se desataron en México desde hace más de una década, por denunciar complicidades entre el crimen organizado, gobiernos y partidos políticos, como lo hizo Miroslava en uno de sus últimos reportajes.

¿A los periodistas quién nos protege? Antes de esta pregunta está ¿quién protege a la ciudadanía? Justo en estas semanas, ante la inoperancia de todas las instituciones encargadas, la sociedad civil organizada y las familias en busca de sus desaparecidos encontraron más fosas y más restos humanos en Veracruz y Morelos. Y aquí parte de la respuesta. No es ninguna dependencia gubernamental ni creada ex profeso la que ha salido con picos y palas a excavar el territorio. No es ningún gobierno el que promueve las búsquedas, sino familiares y organizaciones solidarias las que van juntando restos y con ellos reconstruyen el mapa de la desaparición.

Los periodistas somos parte de esa gran sociedad mexicana que se mueve en la búsqueda de verdades haciendo nuestras propias excavaciones. No conformamos una élite, ni nos cocemos aparte, por lo que a partir de esa igualdad tendremos que apelar a la ciudadanía a que no nos deje solos. Nuestras protestas suelen convocar únicamente a periodistas. Son escasos los sectores que se unen a nuestro reclamo, que nos consideran parte de ellos, por lo que nunca está de más preguntarnos y reflexionar sobre nuestra cercanía con esa sociedad adolorida que cubrimos.

El caso de Miroslava sienta precedente en cuanto a movilización se refiere. Su muerte cimbró a los violentados y despojados de sus derechos en Chihuahua, donde este viernes inscribieron su nombre en el monumento denominado La Cruz de Clavos, junto a los de tantas mujeres asesinadas. Cuántas veces esta periodista nos acompañó en estas ceremonias. Cuántas veces compartió con nosotros este escalofrío que te da cuando pones un nuevo nombre, dijo Lucha Castro, del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres.

Este sábado nos movilizaremos en la Ciudad de México. La cita es en el Ángel de la Independencia a las 16 horas. Esperamos no estar solos.