Viernes 24 de marzo de 2017, p. 36
Piura, Perú.
Florencia Santos y su familia se apresuran en sacar con baldes toda el agua que dejaron las últimas lluvias dentro de su casa. En Piura, norte de Perú, la gente vive con el temor de no resistir el próximo aguacero.
Como en el mito de Sísifo, que subía una roca cuesta arriba y, antes de llegar a la cima de la montaña, la piedra volvía a rodar hacia abajo, repitiendo una y otra vez el castigo, Florencia retira el agua de su casa sabiendo que se llenará nuevamente con la próxima inundación, y así sucesivamente.
La situación es terrible porque, mire, no podemos estar todos los días en el agua. Todos los días botamos el agua, y el agua de la calle y de los corrales se filtra. No sabemos si resistiremos otra lluvia
, explica Florencia a la Afp en la ciudad de Piura, mil kilómetros al norte de Lima.
El mismo miedo lo tienen todas las familias que viven en el asentamiento humano El Indio, en el sureste de Piura, donde las lluvias inundaron sus casas de quincha y calamina.
El ejército llega con motobombas para tratar de sacar el agua acumulada, que amenaza con transmitir enfermedades a los habitantes. Los pronósticos de inminente lluvia hacen que este esfuerzo parezca en vano. Las muertes a causa de lluvias, inundaciones y avalanchas en Perú suman 84 desde enero, tras registrarse 5 nuevas víctimas en las últimas horas, según el último reporte del gobierno, que trabaja para desbloquear carreteras obstruidas.
De acuerdo con el último reporte oficial del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), además de los fallecidos se registran 20 desaparecidos y 209 personas heridas. El gobierno contabiliza 111 mil 98 damnificados -que lo perdieron todo-, 666 mil 534 afectados -con daños parciales o menores- y más de 149 mil viviendas dañadas.
Avalanchas de lodo y piedras
El calentamiento de las aguas del océano Pacífico en el norte de Perú consolidó las condiciones de un fenómeno llamado El Niño costero, que genera fuertes lluvias. El agua escurre por los cerros y desciende con fuerza por las quebradas, ocasionando huaicos, como se conoce en el país a las avalanchas de lodo y piedras.
Estas caen directamente en las zonas habitadas o incrementan el caudal de los ríos, desbordándolos. Sólo en la región de Piura se contabilizaron 6 muertos, 19 mil 596 damnificados, 229 mil 479 afectados y 47 mi 169 viviendas dañadas.
Cuando comenzó la lluvia, mis hijos y yo estábamos aquí descansando. Cayó muy fuerte la calamina y, cuando veo mi casa, parece un río. Todo lo que está usted viendo, todo mi cuarto, es un río
, explica Juan Carlos Navarro, un damnificado.
Con mosquitos que merodean por las aguas empozadas, el gobierno ya advirtió que este lugar puede ser víctima de enfermedades como el dengue y la leptospirosis.
La urbanización El Chilcal, en la ciudad de Piura, permanece inundada tras las fuertes lluvias registradas en la madrugada de ayer y que dejaron más de 150 familias damnificadas.
Los pobladores piden a las autoridades la presencia de más motobombas en esta zona. Sus viviendas están inundadas con aguas contaminadas y temen que se desate una epidemia de dengue.
La espera ante las posibles nuevas lluvias es difícil. Juan de Dios Viera vive con la angustia: Puede pasar algo, ni Dios lo convenga, me puede caer la casa encima. Ya con este remojo es probable que se me pueda caer alguna cosa. Yo y mi esposa, que vivimos los dos aquí, tenemos miedo francamente de estar acá, pero no tenemos donde (ir)
.