Acapulco, Gro.

Ante la élite de banqueros de México, cuya 80 Convención se inauguró bajo el slogan Dilema global: populismo vs liberalismo, el presidente Enrique Peña Nieto censuró las posiciones dogmáticas amparadas en el populismo, que pugnan por soluciones aparentemente fáciles, pero que en realidad cierran espacios de libertad y participación. Consideró que su avance pone en riesgo los ”valores que defiende el liberalismo”.

Contrastó esta vía con la ruta liberal, cuyas valores y práctica, aseguró, no se logran de la noche a la mañana ni se dan en un solo periodo, sino que demandan esfuerzos, cambios estructurales, decisiones complejas y profundas, las cuales entrañan evidentemente cambios en los paradigmas y en los modelos a los que tradicionalmente hemos estado acostumbrados como sociedad.

Para el Presidente, las diferencias entre populismo y liberalismo radican centralmente en los espacios de libertad: un populismo que cierra esos márgenes de participación y un modelo en el que el papel del Estado es ser garante de esta libertad, abriendo oportunidades para el crecimiento. Hemos dejado atrás la ruta de supuesto desarrollo que cerraba rutas a la realización personal que todo ciudadano debe tener para encontrar lo que se proponga llevar a cabo.

Asimismo, descalificó las políticas donde el gobierno dictaba a la banca a qué sectores prestar y a qué tasas; un esquema en el que éste era el único proveedor de bienes, que iban desde el papel con que se proveía a los periódicos. Era una ruta en la que abarcaba hasta la producción de bicicletas y se cerraba la participación del sector privado, en un modelo en el que la libertad de expresión era privilegio solamente de los alineados.

Sin embargo, en esta transición, dijo, hemos observado y padecido situaciones complejas, como la desaceleración económica en diversas regiones; la caída de precios de las materias primas, como el petróleo; un entorno de volatilidad financiera y aversión al riesgo, además, la desigualdad social ha crecido en algunas regiones, y no sólo me refiero a México, sino al mundo entero, provocando serios cuestionamientos a los fundamentos del liberalismo, incluyendo el libre mercado, lo que ha generado descontento social hacia las instituciones.

El presidente Enrique Peña Nieto durante la entrega de obras hidráulicas en Acapulco, GuerreroFoto Presidencia

En este panorama, añadió, el riesgo de que las sociedades opten por salidas ilusoriamente rápidas va en aumento. Este escenario no es del todo desconocido; en la historia existen ejemplos de cómo la llegada de doctrinas extremas termina lastimando las condiciones de vida de la población, profundizando aún más el descontento.

La lección heredada de estos episodios, acotó, es que no hay salidas fáciles ni soluciones mágicas; por el contrario, la mejor ruta para superar los retos de un país es asegurando condiciones de desarrollo a las personas.

Tras descalificar la ruta populista, Peña Nieto reivindicó las acciones de su gobierno como una opción que dejó atrás la inercia en aras de transformar al país. Una ruta que no ha sido fácil; en ocasiones ha implicado tomar decisiones complejas para eliminar barreras que frenaron nuestro potencial.

Vaticinó que, a futuro, México será un referente mundial como país exportador de manufacturas de alta tecnología, que el concepto de red compartida se repetirá para alcanzar mayor cobertura y operadores, que el sector energético será completamente distinto con el resurgimiento de un sector con muchos participantes y opciones de energía alternativa que permitirán al país cumplir con sus compromisos ambientales.

Se trata, señaló, de cambios con un horizonte mayor en el corto plazo que requirió de la construcción de consensos.

Asimismo, refirió que la estabilidad macroeconómica ha sido factor que ha posibilitado esta transformación. Su referencia permitió hacer un reconocimiento al gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, quien fue largamente ovacionado por los banqueros.

El presidente consideró a Carstens un hombre formado en las instituciones y formador de instituciones, cuyo eficaz desempeño permitirá que sea recordado como pieza importante en la estabilidad macroeconómica del país.