Belfast.

Martin McGuinness, comandante del Ejército Republicano Irlandés (ERI) que dejó las armas para convertirse en un arquitecto clave de la paz en Irlanda del Norte, falleció el martes a los 66 años. Le rindieron homenajes tanto aliados como sus antiguos enemigos.

El rebelde radical que por años trató de unificar Irlanda mediante la violencia y lanzó ataques contra soldados británicos eventualmente estrechó la mano a la reina Isabel II y se convirtió en un dirigente político que se ganó el respeto e incluso la amistad de sus antiguos enemigos.

McGuinnes fue la cara del sector republicano irlandés en algunos de los peores momentos de tres décadas de sangriento conflicto en el que murieron más de 3 mil 600 personas. El antiguo comandante del ERI se convirtió en 2007 en viceprimer ministro de Irlanda del Norte, luego de un acuerdo para que católicos republicanos y protestantes unionistas compartieran el poder.

El ex primer ministro británico Tony Blair, quien negoció con McGuinness para forjar el acuerdo de paz para el Ulster de 1998, declaró: habrá quienes no pueden olvidar el amargo legado de la guerra. Y para quienes perdieron a seres queridos, eso es totalmente comprensible, pero quienes pudimos, al fin, lograr el acuerdo de paz para Irlanda del Norte sabemos que jamás lo habríamos logrado sin el liderazgo, el coraje de Martin y su fe inquebrantable en que el pasado no debe definir el futuro.

El Sinn Fein, partido en el cual militó McGuinness, informó que el político murió en un hospital en el poblado de Londonderry tras una breve enfermedad.

McGuinness sufría de amiloidosis, rara enfermedad con una cepa específica en el noroeste de Irlanda. La quimioterapia lo debilitó y el otrora incansable dirigente tuvo que empezar a ausentarse de reuniones de gobierno. En enero anunció que renunciaba a las actividades políticas.

Gerry Adams, líder del Sinn Fein, dijo que McGuinness era “un apasionado republicano que trabajó incansablemente por la paz y la reconciliación y por la reunificación de su país.

Martin McGuinness nunca fue a la guerra; fue a sus calles, a su ciudad, a su comunidad, añadió en declaraciones a la cadena nacional irlandesa RTE. En mi opinión, fue un gran hombre y se le echará de menos.

Enda Kenny, primer ministro irlandés, declaró que McGuinness será recordado siempre por la impresionante trayectoria política que realizó en su vida. Martin no sólo llegó a convencerse de que la paz debía reinar al final, sino se comprometió de lleno a conseguir ese objetivo.

Theresa May, primera ministra británica, declaró: aunque nunca podré perdonar el camino que tomó en la primera parte de su vida, Martin McGuinness desempeñó al final un papel decisivo al liderar al movimiento republicano lejos de la violencia. Al actuar así, hizo una contribución esencial e histórica para la paz en Irlanda del Norte, agregó.

El fallecido líder republicano estuvo presente durante la primera época del conflicto norirlandés como comandante del ERI que luchó contra el ejército británico en las calles de su natal Londonderry. Ascendió rápidamente para convertirse en dirigente del ERI y fue condenado en 1973 tras ser detenido en un auto cargado con explosivos y balas.

En los años 80, McGuinness fue, junto a Adams, arquitecto clave en el ascenso electoral del Sinn Fein, el brazo político del ERI, defendiendo la estrategia de usar las urnas junto a las armas. Tras la segunda tregua del ERI, en 1997, McGuinness se convirtió en jefe negociador del Sinn Fein en las conversaciones de paz que condujeron al Acuerdo de Viernes Santo de 1998.

Sin embargo, muchas víctimas del ERI no lo perdonaron. El ex ministro británico Norman Tebbit, cuya esposa quedó paralítica a raíz de un atentado del ERI en un hotel de Brighton en 1984, dijo tener esperanzas de que McGuinness esté sufriendo en un rincón particularmente caluroso e incómodo del infierno por la eternidad.