El calentamiento global acabó con la riqueza del atolón Ari del Sur, en Australia
Biólogos de la Universidad de Stanford descubireron que en condiciones de estrés ambiental especies de esos seres tolerantes al calor activan genes defensivos, señal de emblanquecimiento
Jueves 16 de marzo de 2017, p. 2
Atolón Ari del Sur, Maldivas/ San Francisco.
Apenas hace un año, en el atolón Ari del Sur había asombrosos colores, una deslumbrante variedad de vida bajo las olas. Ahora el arrecife maldivo está muerto, asesinado por la elevada temperatura oceánica. Lo que queda es una inquietante superficie gris, escena que se repite en los arrecifes de todo el mundo en lo que rápidamente se convierte en una catástrofe ecológica de enormes proporciones.
Sin embargo, biólogos marinos de la Universidad de Stanford descubrieron en una laguna de la isla de Ofu (Samoa Estadunidense), donde habitan corales tolerantes al calor, que en condiciones de estrés medioambiental esos seres activan un grupo específico de antiguos genes defensivos que podrían actuar como señal de advertencia ante casos de blanqueamiento.
El mundo ha perdido casi la mitad de sus arrecifes de coral en los pasados 30 años. Los científicos ahora luchan para garantizar que al menos una fracción de estos ecosistemas únicos sobreviva las tres próximas décadas. La salud del planeta depende de eso: esos bancos dan sustento a una cuarta parte de todas las especies marinas, así como a 500 millones de personas en el mundo.
Proceso rápido
No es algo que vaya a suceder dentro de 100 años. Los estamos perdiendo ahora
, afirmó la bióloga marina Julia Baum, de la Universidad de Victoria, Canadá. Ese proceso es más rápido de lo que creo que cualquiera de nosotros se hubiera imaginado
.
Incluso si el mundo pudiera frenar en este momento el calentamiento global, los científicos aún prevén que más de 90 por ciento de los corales morirán antes de 2050. Sin una intervención drástica, nos arriesgamos a perderlos y esto es básicamente minar la salud de una proporción muy grande de la raza humana
, afirmó Ruth Gates, directora del Instituto de Biología Marina de Hawai.
Producen parte del oxígeno que respiramos. A menudo se les describe como los bosques tropicales submarinos, que ocupan una pequeña fracción del océano, pero que brindan hábitats a una de cada cuatro especies marinas. También forman importantes barreras que protegen a las costas de recibir todo el impacto de las tormentas.
Generan miles de millones de dólares en ingresos turísticos, pesca y otro comercio, y son utilizados en investigación médica en busca de curas para enfermedades como el cáncer, la artritis e infecciones virales o bacterianas.
Ya sea que vivas en Norteamérica, Europa o Australia, deberías estar preocupado
, aseguró el biólogo Ove Hoegh-Guldberg, director del Instituto Global Change de la Universidad de Queensland, en Australia. No se trata sólo de un destino para bucear, sino del entramado del ecosistema que nos sustenta
.
Los corales son invertebrados que viven, en su mayoría, en aguas tropicales. Secretan carbonato de calcio para construir esqueletos protectores que crecen y adoptan impresionantes colores, gracias a una relación simbiótica con algas que habitan en sus tejidos y les proporcionan energía.
Son sensibles a las fluctuaciones de temperatura y sufren por el aumento de ésta y la acidificación de los océanos, así como por el exceso de pesca, contaminación, desarrollos costeros y la agricultura.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Stanford estudiaron en la laguna de Ofu los corales tolerantes al calor, que viven en temperaturas acuáticas cercanas a las del cuerpo humano, algo suficiente para matar a la mayoría de las especies, pero no a los que habitan allí, que prosperan en condiciones estresantes.
Entender por qué los corales más duros del mundo son tolerantes al calor podría ayudar a identificar y mapear otras colonias supervivientes en el globo.
Los expertos estudiaron tres colonias de corales y comprobaron que, ante factores de estrés como temperaturas altas, oxígeno y acidez oceánica, se produce cambio significativo en los genes activados en el interior de las células.
En situaciones de estrés, las funciones celulares regulares de esos invertebrados comienzan a fallar. En respuesta, el grupo de genes identificados en el estudio desencadena un proceso denominado respuesta a proteínas desplegadas, que trabaja para restaurar las condiciones normales dentro de la célula.
Si las condiciones siguen empeorando, los corales se blanquean y eventualmente mueren.
Un informe de la investigación, de 17 días, se publicó en la revista Science Advances.