Cinco medallas paralímpicas y un título mundial han sido el referente del lanzador Luis Alberto Zepeda, quien desea seguir aportando alegrías a México, pero tendrá que poner alto a su carrera deportiva por lo menos lo que resta del año.

Una resonancia magnética –cuyos resultados estarán en los siguiente días– determinará lo que él ya da por hecho: cirugía en ambos hombros.

El sonorense toma las cosas con calma. No es la primera vez que lo intervienen, ya que en 2008, tras obtener la medalla de oro en Pekín, sufrió una ruptura del tendón del bíceps en el hombro derecho.

Lo cuenta con gracia, como si fuera una travesura pasar nuevamente al quirófano, aunque una vez que comience la rehabilitación no tendrá tiempo suficiente para estar listo en el Mundial de Atletismo, en Londres, de septiembre.

El también entrenador en las pruebas de jabalina, bala y disco estaba ansioso por acudir a la justa inglesa, pero ahora tendrá que esperar y prefiere hacerlo con tranquilidad para comenzar el siguiente ciclo, que empieza en 2018, y estar en mejores condiciones físicas para la cita paralímpica de Tokio, en su quinta participación en la categoría de silla de ruedas.

Las lesiones, dice el subcampeón paralímpico de Río 2016, cobran factura; por ese lado confía en los médicos y espera que todo saldrá bien, porque “si Dios nos ha dado bastante, yo, a mi país, quiero darle alegría y medallas.

Subir al podio es algo incomparable. Doy todo lo mejor de mí y hasta el extra, sostiene el atleta de 51 años, ganador del Premio Nacional de Deportes por su actuación en la cita brasileña.

Cuenta que en Río soportó las lesiones que tenía y que cada lanzamiento con la jabalina era una terrible tortura. El dolor era muy fuerte, por eso no fui al Mundial, para pelear las medallas de Francia y Qatar, pero estando en los Juegos Paralímpicos resistí y me alcanzó para obtener la plata.

Espera librar una vez más las lesiones y sigue entrenando, a pesar del malestar que padece, porque quiero estar listo.