La mujer, según Malraux
e gusta mucho ser mujer, y me gustan los hombres que aman a las mujeres. Por eso me deleita releer la entrevista que hizo la revista francesa Elle a André Malraux en 1967, cuando era ministro de Cultura de Charles de Gaulle. Sólo un hombre como él puede pensarnos en forma tan exquisita. Cito algunas de mis líneas preferidas:
“Una egipcia de tiempos faraónicos y una mujer de hace 50 años tendrían muchas preocupaciones comunes… porque hace 5 mil años que la civilización olvida hacer un lugar para las mujeres. Y que ellas se las arreglan, física y sicológicamente, para vivir dentro de las formas creadas por los hombres, para los hombres. Una joven de hoy y la misma egipcia no podrían entablar un diálogo. La sicología de las mujeres ha cambiado más en 20 años que en muchos siglos. Pero si se observa bien el cambio sobrevenido en las mujeres, se verá que tienen una sicología propia…Al reclamar igualdad, sin mayores precisiones, reclaman algo que desconocen: el mundo sicológico de los hombres, sus relaciones con el universo, con el amor.
“Muchos hombres suponen que ellas serían más eficaces si lograran imitarlos; las mujeres son más indecisas en política, porque son más sinceras. Yo creo en el poder de los sentimientos, en su eficacia.
“Ellas aún son románticas; más capaces de ser marxistas, en eso que el marxismo tiene de irremplazable… y sin perderse en discusiones bizantinas. En las mujeres hay inteligencia práctica instintiva, afinada por una historia de 5 mil años que rara vez les hizo la vida fácil… Los hombres se olvidan que hacer política no es más que asegurar el éxito y la vida de una colectividad y que, en ese terreno, las mujeres han sobresalido...
“En cinco milenios de una historia de hombres bastante sangrienta, las cortes de amor son momento privilegiado de la vida de las mujeres, y a los momentos felices de las mujeres corresponden las sonrisas de la civilización. Los valores sentimentales perecerán el día en que las mujeres se olviden de complicar el amor…
“Yo las necesito porque es la mujer la que transmite…Y la cultura es la transmisión de valores supremos. La transmisión de los valores supremos de la humanidad se realizará mientras las mujeres tengan el tiempo de impregnarse de ellos. En momentos en que los ingenieros se cruzan en el cosmos, los tecnócratas y el dinero endurecen al mundo, y las masas olvidan su pánico con diversiones vulgares, me tranquiliza ver a las mujeres llevando a sus niños a ver un fabuloso tesoro: soñar y enternecerse frente a un joven muerto en Egipto, como en tiempos de Tutankhamon”.