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Negocios y Empresas

Odebrecht y la corrupción

A

l igual que los Papeles de Panamá, la operación de la gran constructora brasileña Odebrecht ha destapado procesos de corrupción en todo el mundo. En particular en América Latina, donde aparecen hasta presidentes y secretarios de Estado. Pero mientras en algunos países el descubrimiento de las actividades ilícitas ha llevado a la cárcel a administradores públicos y empresarios ligados a los sobornos, en México no se toca a personaje alguno ni con el pétalo de una rosa.

En diciembre pasado Odebrecht llegó a un acuerdo extrajudicial anticorrupción con los gobiernos de Brasil, Estados Unidos y Suiza, a los que pagará entre 2 mil 600 y 4 mil 500 millones de dólares por las irregularidades cometidas, pero aunque la empresa reconoció que en un solo contrato en México otorgó de manera ilegal más de 3 millones de dólares a funcionarios vinculados con el sector petrolero, las autoridades anticorrupción de nuestro país prefieren no meterse en el caso, no sea que afecten los intereses de la clase política mexicana.

En México se firmó el contrato correspondiente entre Pemex y Odebrecht en este sexenio, cuando Emilio Lozoya Austin era el director general de la paraestatal, pero hasta el momento nadie sabe en manos de quién quedó el dinero producto de dicha negociación.

Hay que señalar que en ese periodo Pemex compró dos empresas prácticamente en quiebra para producir fertilizantes. Incluso, una de ellas no operaba desde hacía 14 años y su maquinaria oxidada tendría que haberse vendido como chatarra. Nos referimos a la planta de Agro Nitrogenados, que era de Altos Hornos de México y se adquirió en 275 millones de dólares en 2014, con un sobreprecio de 93.1 millones de dólares, de acuerdo con el avalúo realizado por el Indaabin y revisado por la Auditoría Superior de la Federación. La otra planta del mismo sector que compró Pemex fue la de Fertinal, la cual, se presume, también se adquirió con sobreprecio.

Además de esas irregularidades también ha salido a la luz pública el uso de aeronaves por Emilio Lozoya para trasladarse a lugares que no se justifican en la operación de Pemex. Sin embargo, aun con este tipo de evidencias, en México no pasa nada en materia de ataque a la corrupción.