La organización Deportados Unidos en la Lucha criticó ayer el recibimiento que el gobierno de Enrique Peña Nieto dio a los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Seguridad Interna de Estados Unidos, John Kelly, a pesar del maltrato de ese país a los migrantes mexicanos.

Ana Laura López, deportada de Chicago hace cuatro meses, consideró una vergüenza que el gobierno mexicano los reciba con bombo y platillo y a nosotros no nos ha escuchado. Es otra burla para nosotros que vengan funcionarios estadunidenses y los reciban de esta manera, cuando con nosotros no han hablado. ¿Con quién deben empezar a arreglar las cosas? Tienen que conocer la problemática, escuchar nuestras necesidades y lo que estamos pasando, expresó.

Lamentó el desdén del gobierno federal hacia los deportados, ya que “necesitamos asesoría legal –sus familias, propiedades y documentos se quedaron en aquel país–, empleo y vivienda”, afirmó en el Hemiciclo a Juárez, donde la agrupación declaró “personas non gratas” a Tillerson y Kelly.

El gobierno mexicano no está preparado para las deportaciones, a pesar de que se vienen dando desde hace mucho tiempo; nunca le ha dado importancia y nosotros empezamos a organizarnos para que se escuchen nuestras voces, sostuvo.

Gustavo Lavariega, deportado del condado de Walla Walla, Washington, el 11 de octubre pasado, después de vivir 17 años ahí, dijo que los deportados estamos abandonados por el gobierno mexicano. Explicó que en Walla Walla se quedaron sus cuatro hijas, de 26, 17, 14 y 12 años de edad.