l nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene la reputación de ser imprevisible. Puede esperarse cualquier cosa de su parte, pero hasta el presente nadie habría podido imaginar que pudiese agregar a su gloria el título de gran promotor de la literatura. Es, sin embargo, el caso, aunque el papel que juega en esta promoción no sea para nada un acto de su propia voluntad. Desde hace algún tiempo, las ventas del libro de Georges Orwell 1984 se han disparado en Estados Unidos como en Europa, y particularmente en Francia, donde la editorial Gallimard, que publica esta obra en su colección Folio de libros de bolsillo, pueda felicitarse de un éxito inesperado de las ventas en librería.
La novela del escritor británico Georges Orwell (1903-1950) apareció en 1949, o sea apenas un año antes de la muerte de su autor, y si lleva por título 1984 es porque se trata precisamente de lo que puede llamarse una novela de anticipación, término más apropiado que el de ciencia-ficción, puesto que el autor propuso a sus contemporáneos una visión del porvenir tal como él lo veía a partir de su análisis de la realidad histórica de su época y de sus experiencias personales. Hombre de izquierda, Georges Orwell participó en la guerra de España con los republicanos, y, de manera más exacta, del lado del Partido Obrero de Unificación Marxista, opuesto a los comunistas estalinianos, pues si su ideal fue la liberación de los pueblos, para él ésta es indisociable de una exigencia primordial: la auténtica libertad del pueblo. ¿De qué habría podido servir una guerra de liberación si termina en una esclavitud aún peor? Desde esta perspectiva, los eventos que pudo observar durante la guerra de España y, en particular, las matanzas de Barcelona, le infundieron en forma definitiva el horror hacia los partidarios de los métodos totalitarios. De regreso a Inglaterra, publica su testimonio en algunos órganos de prensa y se consagra principalmente a la escritura de sus dos mejores libros, Animals Farm (Rebelión en la granja) y 1984. Dotado de un verdadero genio visionario, Orwell inventa una ficción profética, a través de la cual desarrolla una temible descripción, inspirada en gran parte por los sistemas estalinianos o hitlerianos, de lo que podría ocurrir a la especie humana en un estado totalitario. Es en este libro donde aparecen por vez primera términos que desde entonces se nos han vuelto familiares, como Big Brother, Policía del Pensamiento
y Novlengua
, los cuales han sido retomados hoy en casi todos los escritos sobre las derivas del llamado mundo moderno.
El protagonista de 1984, Winston Smith, es funcionario del Estado totalitario que dirige y vigila Big Bro-ther. Modesto elemento de la máquina del poder, labora en las oficinas del extravagante Ministerio de la Verdad
, indispensable a la dictadura. Ahí se organiza a Policía del Pensamiento
y la creación de la Novlengua
. Para imponer a todos una verdad única, es necesario reducir el lenguaje a unas cuantas palabras suficientes para establecer los hechos pasados, presentes y futuros. Si los hechos históricos no son conformes al dogma de la verdad única, basta negar su realidad e inventar los hechos alternativos
. Alternative facts es la expresión inglesa escogida por Orwell para designar los hallazgos del Ministerio de la Verdad, con el fin de imponer la mentira institucional del Estado dictatorial.
Sin duda a causa de la ignorancia de su origen, una portavoz de Donald Trump utilizó las palabras alternative facts para justificar las mentiras de su patrón a propósito de hechos reales y cifras falsas que éste utiliza en sus múltiples intervenciones. La celosa comunicante conoce sin duda mal la obra de Orwell, pero el público se precipitó de inmediato a comprar 1984.
Es así como el presidente Trump se ha vuelto, muy a pesar suyo, un valeroso promotor de la mejor literatura. Acaso no es indispensable conocer una obra para promoverla.
