La artista mexicana falleció en Boston a causa del cáncer
Sin la preparación académica hubiera cantado siempre lo mismo
Miércoles 22 de febrero de 2017, p. a10
El monstruo del cáncer alcanzó a la excelsa artista Mili Bermejo, jazzista mexicana de academia egresada del Berkeley College of Music de Boston, que adquirió el don musical desde la leche materna: su progenitora, doña Luz, era una importante cantante argentina de tangos y folclor, y su padre, Guillermo, es el fundador del trío los Calaveras.
Ayer, Modesto López, de Ediciones Pentagrama, informó que la también cantante Margie, hermana de Mili, le avisó que la jazzista había dejado de respirar en Boston, donde vivía desde hace muchos años.
Mili y su pareja musical y sentimental, el contrabajista Dan Greenspan, habían encontrado parte esencial del jazz: la democracia
musical.
Decía que este género musical “es un lenguaje democrático. Tiene que serlo para que haya comunicación, porque de hecho se basa en la interacción, en esa que se da en vivo, en todo lo que ya dejaste en el estudio y se vuelve libertad creativa en el escenario. Cuando hay grupos que mantengan esa posición de balance, entonces la música será excepcional. Hay líderes que no dejan a sus músicos que toquen, hay muchos de ellos y no los menciono.
A mí me gusta encontrar el sentido de la música en sí, no le doy el solo a alguien así nada más, porque la música llama a alguna canción para que tenga un solo. Se trata de que cada canción sea un vehículo, una historia, una narración...
, contó Mili en una ocasión a La Jornada.
Mili era maestra de canto e improvización en Berkeley. Escuchó desde niña a importantes músicos en su casa. Fue amadrinada por Chabuca Granda. Su mentor era Juan José Calatayud. No obstante, un fuego interno la animó a marcharse
para estudiar su pasión: la música.
Se trata de que cada canción sea un vehículo, una historia, una narración, declaró Mili Bermejo a La JornadaFoto cortesía Ediciones Pentagrama
Música provocadora
Mientras estudiaba limpiaba baños, reveló Mili. Estaba muy pobre y tenía que hacer cualquier cosa
, comentaba.
–¿Qué tanto ayuda lo académico para ejecutar la improvisación?– se le preguntó.
–Es esencial; sin lo académico yo estaría cantando lo mismo que hace 20 años. Lo académico me dio flexibilidad, el lenguaje. Además necesitas saberlo, porque te desarrollas en un ambiente en el que los músicos lo saben; si no, no eres músico, eres una cantante más. Ahora la secuela es componer.
Mili relataba que el jazz es una música provocadora, requiere pensar. La música que la gente escucha en general es una masa comercial que no provoca nada y que duerme. Pero cuando la gente no tiene prejuicios y no sabe de jazz y te escucha, lo hace con el corazón abierto
.
A decir del propio Modesto López, “se fue una gran mujer, luchona, emprendedora, cantora de las buenas y consecuentes, siempre llevando en sus andares alegría y amor por la vida.
La distancia de tu despedida no quita que esté contigo; aquí estarás siempre en este Pentagrama que apoyaste y enriqueciste con tu canto; pero, más que nada, tu sonrisa pícara y confabularia me acompañará hasta alcanzarte
, expresó.