os cambios en la vida política de la ciudad merecen, necesariamente, una reflexión aparte de lo que pasa en el país. En la Ciudad de México, si bien existe el fenómeno de la compra de votos, también es cierto que, por un lado, el precio del sufragio es muy alto y, por otro, que en esta capital aún se tiene confianza en el poder transformador del sufragio.

Tal vez por ello, dentro de algunos días, un domingo de los que vienen, en el Monumento a la Revolución una buena cantidad de ex jefes delegacionales y funcionarios que pertenecieron a los gobiernos pasados, y que aún militan formalmente en el PRD, renunciarán a esa militancia y declarearánque con esa fecha se suman a las filas de Morena.

Es muy seguro que muchos miren en esta acción el más claro signo del fracaso político de los del sol azteca: su debacle. Pero más bien se trata de ver con claridad que el PRD dejó de ser, muy a pesar de su militancia, el partido de un grupo que controla y manda; que dejó de ser el instituto político alternativo para convertirse en parte de la fauna de acompañamiento carente de autonomía.

Por eso, y por otras razones que a su tiempo serán estudiadas, es que la concentración de los que serán ex militantes del PRD se convertirá en uno de los actos de mayor trascendencia en el futuro inmediato de esa organización política.

Es claro que la fuerza política del PRD ha menguado, que está vacío de ideas alejadas del esquema neoliberal, que se encamina por ello a perder su hegemonía y a figurar sólo como un partido edecán, es decir, que sólo sirve para adornar a los triunfadores, pero no más.

Son muchos los lastres que indican que el PRD se irá a pique o sólo quedará inmóvil en el mar de la política, sirviendo a veces de tabla de salvación para algunos, pero no más. Entonces, hay muchos interesados en que el PRD se convierta en aval de la izquierda, que legitime las atrocidades que desde el poder se levanten.

Frente a esa circunstancia, es importante crear alternativas, una será la que presenten quienes renunciarán al PRD para convertirse en candidatos independientes; y la otra, de quienes pretenden seguir dentro de ese partido para crear las opciones que permitan sortear la crisis que afecta a la ciudad.

El domingo que viene, seguramente no el que sigue, en el Monumento a la Revolución los relegados del PRD anunciarán que cuelgan la bandera amarilla y portarán la de Morena. Total, la historia apenas empieza.

De pasadita

Muchos de los problemas que tiene el gobierno de la ciudad, y que se incrustan en el cuerpo de la administración como si se tratara de un tumor cancerígeno, se deben al inexplicable retraso en el pago de adeudos, pero además tienen sin cuidado a quien reparte los dineros porque, instalado en la prepotencia del cargo, hace todo lo posible para que quienes quieren cobrar tengan que poner en orden y despedirse de los asuntos de último minuto.

Ojalá y lo logren porque, a decir verdad, la complicidad es uno de los recursos de la corrupción, que se mete en los asuntos muy difíciles para los políticos de hoy respecto de la democracia y las formas más fáciles de pervertirlas. Cuidado con eso.

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