Opinión
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México SA

Gasolina: otro centavito

Más barata en Tanzania

Carstens: ¡ya déjenlo ir!

C

on la generosidad que lo caracteriza, siempre por el bien de los mexicanos, el gobierno peñanietista decidió regalar otro bombón a los consumidores de combustibles: hoy, sólo hoy, el precio de las gasolinas Magna y Premium, en promedio, bajará… entre dos –Magna– y un centavotes –Premium–, mientras el del diésel permanecerá sin cambio.

Aprovechen, pues, porque si en enero pasado Peña Nieto y sus guajiros pasaron a cuchillo a los consumidores con aumentos hasta de casi tres pesos por litro, ahora que andan generosos les regalan un par de microaspirinas (de dos centavos el viernes 17 de febrero y de dos o un centavo ayer) para que se soben, pero sólo por 24 horas. Después, quién sabe, porque el movimiento de precios ya es diario.

Doble agradecimiento para un gobierno que ni lejanamente desea joder a México: en enero pasado aumentó 17 por ciento los precios de los combustibles, en promedio (aunque en algunas zonas de la República, como el ex Distrito Federal, llegó a representar hasta 24 por ciento), y para la tercera semana de febrero regala y presume reducciones acumuladas en los mismos de… 0.02 por ciento, proporción 850 veces menor a la de los aumentos. Sin duda alguna, con ese espléndido ahorro el mexicano promedio sabe que la suerte le favorece y el gobierno lo protege.

Tras el anuncio de la Comisión Reguladora de Energía (CRE, encargada ahora de dar a conocer, todos los días, las variaciones de los precios de los combustibles, con lo que la Secretaría de Hacienda se lava las manos e intenta quitarse los reflectores de encima), la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas) informó que los precios máximos al público bajan dos centavos por litro de Magna, un centavo por litro de Premium y el diésel permanece sin variación. Estos precios aplican sólo el martes 21 de febrero de 2017.

En cambio, la CRE se limitó a decir que se dan a conocer los precios máximos de gasolinas y diésel para las 83 regiones del país, las siete de la frontera y los municipios que componen cada región, y con eso de que en el gobierno suponen que la burocracia somos todos, divulga un documento de 72 páginas con los mil 453 precios vigentes para los combustibles (sólo por 24 horas) a lo largo y ancho de la República, en el que los consumidores deben encontrar, primero, su estado, después su localidad, más adelante su colonia y, por último, el precio autorizado para Magna, Premium y diésel.

Y para cuando el consumidor concluya dicha consulta esos precios de los combustibles ya serán obsoletos, porque la CRE –previa anuencia de la Secretaría de Hacienda– ya habrá divulgado los nuevos que entrarán en vigor el día siguiente. Qué bueno, pues, que el interés es no complicar la existencia a los usuarios.

Si el consumidor –el de la Ciudad de México, por ejemplo– quiere aprovechar el diferencial de precios existentes en su localidad debe echarse un clavado en el mencionado documento para conocer cuál es la diferencia existente en la misma localidad. Un chilango puede optar entre comprar gasolina Premium en la delegación Magdalena Contreras a 18.17 pesos el litro o irse a la delegación Azcapotzalco, donde la expenden a 18.11 pesos. Pero lo bueno es que el gobierno peñanietista ofrece alternativas para obtener el mejor precio.

Así, tal consumidor se ahorraría seis centavos por litro de Premium o, si se prefiere, 2.40 pesos en un tanque de 40 litros. El problema es que para movilizarse de la Magdalena Concretas a Azcapotzalco en busca de la estación de servicio más barata tal consumidor deberá quemar varios litros de combustible (el recorrido entre una y otra es de aproximadamente 20 kilómetros), que le causarán un costo mucho mayor que el supuesto ahorro por el diferencial de precios. Entonces, la odisea del ahorro, amén de inoperante, sale más onerosa.

De acuerdo con el plan gubernamental, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) está más que a las vivas para proteger los intereses de los compradores de combustibles y ha anunciado una feroz campaña de vigilancia y verificación para alcanzar tal fin y garantizar que los empresarios de las estaciones de servicio respeten los precios anunciados por la CRE y vendan litros de a litro, no los tradicionales litros de 700 mililitros.

Qué bueno que la Profeco está lista y con las garras afiladas, pero resulta que es una institución conciliadora, sin dientes legales para ir más allá de uno que otro sello de clausura temporal y, lo peor, con una notoria escasez de personal que esté a las vivas en este como en tantos otros casos de asalto permanente al consumidor. Entonces, si esta procuraduría no puede con lo cotidiano, por llamarle así, habrá que imaginar cómo le irá con los poderosos empresarios gasolineros. Eso sí, es muy efectiva cuando la hija del procurador en turno exige una mesa bonita y bien ubicada en algún restaurante.

Por cierto, en Estados Unidos el precio promedio del litro de gasolina equivalente a la Magna que se vende en México también se redujo dos centavos… pero de dólar, es decir, alrededor de 42 centavos del masacrado peso nacional, de tal suerte que en una proporción aproximada a esa debió reducirse el precio aquí, pues la mayoría de la gasolina importada proviene, precisamente, del vecino del norte.

De acuerdo con el reporte sobre los precios internacionales de las gasolinas, el precio por litro que pagan los mexicanos es equivalente al que cubren los consumidores en naciones africanas como Tanzania, Chad y Níger.

En fin, mañana será otro precio.

Las rebanadas del pastel

Cuando en tiempos del calderonato metió las cuatro durante la crisis del catarrito, a Agustín Carstens lo removieron de la Secretaría de Hacienda y de castigo lo mandaron al Banco de México (BdeM), donde, ya con Peña Nieto, repitió en el cargo. No ha hecho mal su papel de gobernador de la institución, pero con el olfato desarrollado por los terremotos económicos de que ha sido testigo y actor –aquí, allá y acullá–, el susodicho tuvo la visión y habilidad de colocarse al frente del Banco de Pagos Internacionales –con sede en Basilea, Suiza–, donde ocuparía la oficina principal a partir de octubre próximo, para lo cual dejaría su puesto en el banco central a partir del primero de julio. Pero lo vuelven a castigar y ahora el inquilino de Los Pinos le pide –con todo y que el BdeM es autónomo– que se mantenga en su actual posición hasta noviembre, y él respondió que sí. Pero, ¡ya déjenlo ir!

Twitter: @cafevega