Grupo PiSA y el proteccionismo
nte el nuevo proteccionismo que se presenta en Estados Unidos en la era Trump, voltear la vista a lo que hacen las empresas mexicanas es vital. La pregunta que surge es si podemos competir de igual a igual con las grandes trasnacionales para satisfacer las necesidades del mercado local y exportar.
Un caso concreto es el de los laboratorios farmacéuticos, en el que las grandes empresas dominan el mundo, en parte gracias a fusiones y adquisiciones que se dan en el sector y, por otra parte, inversiones multimillonarias que se deben hacer en investigación y desarrollo de infraestructura.
México tiene la capacidad de competir al tú por tú con los grandes laboratorios farmacéuticos del mundo, y un caso destacado es el de Grupo PiSA, fundado hace 72 años por Miguel Álvarez Ochoa y presidido actualmente por Carlos Álvarez Bermejillo. Con capital 100 por ciento nacional, esta empresa se ha convertido en una firma global que exporta medicamentos a Canadá, Estados Unidos y América Latina. Es líder en diversos nichos, en los que se encuentran desde medicamentos que se venden sin receta hasta especiales para anestesiología, antibióticos, trasplantes, nutrición infantil, productos veterinarios, diálisis y hemodiálisis, oncología, biotecnología, neurología y siquiatría.
Actualmente PiSA cuenta con más de 18 mil colaboradores. La compañía se integra horizontal y verticalmente en la cadena farmacéutica mediante la producción, investigación, desarrollo, logística y distribución de 110 millones de piezas mensuales manufacturadas en 14 plantas con 17 líneas de especialidad. Su portafolios de productos es superior a mil 500 marcas y sólo de su producto estrella, Electrolit, genera 240 millones de unidades anuales. Este producto ha revolucionado y mejorado sustancialmente la hidratación no sólo de personas enfermas, sino de deportistas y gente que por sus actividades y estilo de vida requiere un consumo concentrado de electrolitos.
Por su calidad y tecnología, en cada una de sus especialidades este laboratorio compite con cualquiera del resto del mundo y es una prueba fehaciente de que en México se pueden hacer bien las cosas con capital nacional. Por ello, ante la cerrazón de los mercados, el país tiene condiciones para satisfacer las necesidades de la población con fármacos mexicanos.