Opinión
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Pasta de Conchos: 11 años

Larrea se mantiene impune

Gasolina: 35% de impuesto

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e cumplen 11 años del homicidio industrial en Pasta de Conchos, Coahuila, donde murieron 65 mineros (63 de ellos permanecen bajo toneladas de rocas). Cuatro mil 15 días de impunidad garantizada para Grupo México y su dueño, el tóxico empresario Germán Larrea, quien en ese periodo, a costillas de la nación, multiplicó por 14 su fortuna (de mil a 14 mil millones de dólares, hasta ocupar el escalón número dos entre los ricos más ricos del país), al tiempo que acumula más y más concesiones mineras generosamente otorgadas por el gobierno federal.

Larrea nada en una enorme alberca de billetes, pero dice carecer de ellos cuando se trata de recuperar los cuerpos de los mineros fallecidos el 19 de febrero de 2006 e indemnizar a los deudos. Gasta millonadas en una de sus pasiones: los caballos pura sangre, pero arguye que su empresa carece de recursos para atender el reclamo de las familias mineras. Mucho menos para garantizar seguridad industrial a los trabajadores.

Y ha podido hacerlo porque ha contado con la complicidad de tres gobiernos al hilo: el de Vicente Fox, el de Felipe Calderón y el Enrique Peña Nieto, quienes, cada uno en su momento, públicamente se comprometieron a atender los reclamos de los deudos, aunque en privado, de muy buen modo, se dedicaron a cumplir las exigencias del magnate, que no han sido pocas, y a garantizarle impunidad. Y no sólo en el homicidio industrial de Pasta de Conchos.

En esos 11 años, junto a los tres inquilinos de Los Pinos, han hecho su chamba (comisión de por medio) cuatro secretarios del Trabajo, siete procuradores generales de la República, siete secretarios de Gobernación, cinco secretarios de Economía y dos gobernadores de Coahuila. De la mano han mantenido impunes a Grupo México y a Germán Larrea, y han dado largas y más largas a los deudos, a sus demandas de justicia y a su exigencia de recuperar los cuerpos de los 63 mineros. De ese tamaño es el compromiso gubernamental con México y los mexicanos.

En este aniversario luctuoso de Pasta de Conchos, como en los anteriores, el sindicato nacional de trabajadores mineros, que preside Napoleón Gómez Urrutia, exige justicia, pues no hay ni habrá perdón ni olvido para los que han ejecutado, encubierto o solapado ese atentado a la integridad de los trabajadores mineros y sus familias. Eso lo exige nuestro sentido de la dignidad y del honor. Del pronunciamiento minero se toman los siguientes pasajes. Va, pues.

Sin ningún sentido del honor Germán Larrea y socios, así como sus cómplices adentro y afuera del gobierno, siguen esperando que a los mineros y al pueblo de México se nos olvide ese gran atentado, y que lo mismo ocurra con la infinidad de organizaciones internacionales que han reprobado ese homicidio industrial, y actuado incondicionalmente a favor de nuestras demandas de justicia.

Los privilegiados que, como Larrea, usufructúan la impunidad hacia Pasta de Conchos siguen aprovechando la ceguera del gobierno de México y se mantienen en la zona confortable que les da la complicidad de los gobernantes y diversos medios de comunicación. Ninguno de los tres gobiernos (Fox, Calderón y el actual), que han pasado por el periodo de choque producido por el estallido en Pasta de Conchos, ha hecho nada para obligar a Grupo México y a Larrea a actuar conforme lo indican los derechos humanos y un elemental sentido de justicia hacia los familiares o deudos de los mineros muertos.

Los tres gobiernos se han pasado de mano en mano las complicidades sobre este asunto. Todo parecía indicar que era sólo cosa de la inclinación conservadora y antiobrera de los dos primeros gobiernos del Partido Acción Nacional, pero en la misma actitud se ha mantenido el actual gobierno del PRI. En éste sólo ha habido sordera y ceguera con las demandas del gremio minero trabajador, las cuales han tenido resonancia absoluta entre las organizaciones sindicales más importantes del mundo y la inmensa mayoría del pueblo mexicano. No es posible confiar en un gobierno que, como el actual, llama a la unidad pero no la practica en favor de los trabajadores siniestrados el 19 de febrero de 2006.

Por todo ello las demandas del sindicato minero emitidas desde hace 11 años siguen vigentes y resplandecen a cada aniversario: que se recuperen los cuerpos de los 63 mineros que permanecen insepultos en los socavones de la mina ocho. Los familiares tienen el derecho pleno a sepultar dignamente a sus hijos, hermanos, tíos.

Que Grupo México otorgue sustanciales pensiones a los familiares de los caídos, que les permitan vivir decentemente durante los siguientes años y educar y darles la protección de la salud necesaria hasta la edad adulta para ellos y sus descendientes. Hasta el momento esa empresa sólo erogó recursos verdaderamente mezquinos e insultantes para la magnitud de la tragedia de las familias de los mineros fallecidos, que no tienen comparación con las brutales y altísimas ganancias que la empresa obtiene en sus operaciones año tras año, las cuales siguen creciendo.

Que se castigue ejemplarmente a los responsables del estallido de gas metano en la mina de Pasta de Conchos con cárcel y todo el peso de la ley. Este atentado contra los mineros no debe pasar inadvertido por la justicia ni por la sociedad, que necesitan aplicar una sanción ejemplar contra la negligencia criminal de Grupo México y su dirigente Germán Larrea. Además, este castigo debe ser la base para crear una legislación que penalice la negligencia criminal de ésta y todas las empresas en el país.

Las rebanadas del pastel

Preparaos, mexicanos pagadores y sumisos, que mañana pagarán otro precio por la misma gasolina. Y el martes otro, el miércoles otro y así sucesivamente. Pero en vía de mientras, no es ocioso hacer de su conocimiento que por cada peso que pagan por litro de combustible 35 centavos (o 35 por ciento) corresponden a impuestos (IEPS e IVA) y van directamente al bolsillo de la Secretaría de Hacienda, para que mantenga el ritmo de vida de la monarquía sexenal. Así, por cada litro de Magna los consumidores pagan 5.68 pesos por el concepto citado, 6.57 en el caso de la Premium y 6.03 en el del diésel. Sin estos gravámenes el precio por litro –hasta hoy– sería de 10.62 pesos en la Magna, 11.60 en la Premium y 11.01 pesos en el diésel. Eso, claro, sólo por hoy, porque en el gobierno juran y perjuran que no es posible tener precios menores.

Twitter: @cafevega