Sociedad y Justicia
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Desafío regional, obesidad en menores de cinco años: informe

Subalimentada, 5.5% de la población de América Latina y el Caribe: FAO
 
Periódico La Jornada
Sábado 18 de febrero de 2017, p. 30

En América Latina y el Caribe se estima que al menos 5.5 por ciento de la población (33.4 millones de personas) sufre de subalimentación, es decir, que no logra acceder a los requerimientos energéticos mínimos diarios para llevar una vida saludable, mientras la prevalencia de la desnutrición crónica infantil es de 11.3 por ciento (6.1 millones de niños), advierte la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

En el informe América Latina y el Caribe: Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, de este año, destaca que entre los desafíos alimentarios en la región se encuentra el que 92 millones de personas aún sufren de inseguridad alimentaria moderada o severa.

La FAO destaca que la desnutrición aguda afecta en la región a 700 mil niños, que de convertirse en severa debe ser tratada de forma urgente, por el incremento significativo en el riesgo de muerte y su impacto en el crecimiento del menor.

En contraste, advierte, los países latinoamericanos también enfrentan desafíos en otro terreno de la malnutrición, como la obesidad, pues la prevalencia de sobrepeso en menores de cinco años, entre 1990 y 2015, se incrementó al pasar de 6.6 a 7.2 por ciento, lo que representa 3.9 millones de niños.

Destaca que la malnutrición está asociada con 45 por ciento del total de muertes de menores de cinco años en la región, ya que los niños en esa condición están expuestos son más vulnerables a enfermedades graves.

El organismo multinacional señala que frente a la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sustentable 2030, aprobados por la asamblea de Naciones Unidas, América Latina y el Caribe afrontarán desafíos en las próximas décadas, para lograr una producción suficiente, accesible y sustentable de alimentos.

Agrega que una tendencia global ante la creciente concentración de la población en urbes, es que a mayores ingresos económicos se incrementa la demanda de alimentos, como lácteos y carnes, así como la de frutas y vegetales, en tanto que disminuye la demanda de cereales.

Además, explica, la concentración en ciudades amplía la distancia entre productores y consumidores, con cambios en los patrones de producción y consumo, en particular implica un aumento en la disponibilidad y demanda de alimentos calóricamente densos, nutricionalmente pobres, menos diversos y más baratos, en comparación con otros alimentos saludables.

La tendencia a una mayor distribución y consumo de productos procesados y ultraprocesados ya no sólo se observa en las naciones de renta alta, sino también en países de renta media y baja.