En la revisión de la Cuenta Pública 2015, la Auditoria Superior de la Federación (ASF) detectó que el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD), instrumentado por @prende.mx, careció de información, indicadores y metas para evaluar el grado en que contribuyó a favorecer el aprendizaje de los alumnos de quinto grado de primaria que recibieron las tabletas electrónicas.

Con recursos por más de 2 mil 346 millones de pesos en 2015, el PIAD –modificado desde noviembre pasado con la estrategia @aprende2.0– presentó diversas deficiencias, entre ellas que no se tuvo información sobre la fecha en que los dispositivos se entregaron a los beneficiarios, por lo que no se tiene certeza de que su entrega se realizó con oportunidad.

Además, tampoco se contó con datos sobre la disponibilidad de energía eléctrica en las 30 mil 632 primarias públicas participantes en 15 estados, aunado a que 54.1 por ciento de los planteles no tenía acceso a Internet para garantizar la conectividad de las tabletas, y en al menos 642 no hubo información sobre si tenían el servicio.

En los resultados de la auditoría de desempeño, que emitió 27 recomendaciones, se detectó que la coordinación general de @prende.mx no actualizó los lineamientos de operación del programa, por lo que no se establecieron atribuciones específicas a este órgano desconcentrado. No se especificó cuáles fueron los criterios para determinar por qué sólo 15 entidades participaron ni tampoco se justificó que únicamente se incluyera a alumnos de quinto grado; no se estableció el procedimiento de selección de los beneficiarios ni los criterios de priorización para su atención.

Agrega que del millón 4 mil 769 alumnos considerados como población objetivo, 948 mil 133 (94.4 por ciento) recibieron tabletas, pero no se contó con información sobre la población objetivo de figuras educativas (40 mil 365), centros de maestros y escuelas normales susceptibles de recibir tabletas, y no fue posible determinar la cobertura del programa en la atención de dichos beneficiarios.

La ASF señala que no existió metodología propia para seleccionar los 497 contenidos educativos digitales que se incluyeron en las tabletas, y al menos 17.5 por ciento no fueron validados y tampoco se adquirieron los equipos de la llamada solución de aula, a fin de completar en el salón de clase el uso de tabletas.