A pesar de que en años recientes la mayoría de las naciones reportan avances en sus programas de educación para adultos, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) alerta que los niveles de alfabetismo de los adultos aún son alarmantemente bajos, pues se estima que en el mundo hay 115 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que no saben leer ni escribir una oración simple.

Durante la presentación regional del tercer Informe Mundial sobre el Aprendizaje y la Educación de los Adultos (Grale III, por siglas en inglés), en el que participaron 139 países miembro, destaca que en 42 por ciento de las naciones con programas de educación para adultos se destina menos de uno por ciento de su presupuesto al aprendizaje y la formación de adultos, mientras sólo 23 por ciento destina poco más de 4 por ciento. Además, se detectó que entre 2009 y 2014 disminuyó el gasto público para la formación de adultos en 13 por ciento de las naciones.

A pesar que en el planeta se estima que hay 758 millones de adultos que no saben leer ni escribir, entre ellos los 115 millones de jóvenes de 15 a 24 años de edad, las mujeres aún enfrentan los mayores desafíos para acceder a su alfabetización.

La Unesco señala que la mayoría de quienes son excluidos de la escuela son niñas, pues 9.7 por ciento de todas las que están en edad de cursar sus estudios básicos están fuera de las aulas, en comparación con 8.3 por ciento de los niños, mientras que 63 por ciento de los adultos con escasas competencias de alfabetización son mujeres.

Otro de los desafíos es la atención a las minorías etnicas, lingüísticas y religiosas, los resultados del Grale III, advierten que 18 por ciento de los países encuestados afirmaron que en sus políticas de educación para adultos se contemplaba la atención a estas minorías; 17 por ciento dijo abordar el tema de los migrantes y refugiados, y un porcentaje similar da atención educativa a adultos discapacitados.

La Unesco advierte que la atención a la población adulta, a la que se sumarán los migrantes y refugiados, demanda un fortalecimiento de la inversión pública que se destina a la educación para adultos, pues destaca que los patrones de gasto actuales no serán suficientes para atender las necesidades de los millones de estudiantes que abandonan la escuela sin competencias básicas, y de los 120 millones de niños y adolescentes que siguen sin estar escolarizados y de los numerosos adultos que tienen que poner al día sus competencias en sus lugares de trabajo y sus comunidades.

Por ello, consideró urgente que la educación para adultos sea parte de una agenda holística e intersectorial. Las diferentes políticas y prácticas ya no pueden debatirse de forma compartimentada, en particular ante los desafíos que impone el cambio tecnológico en el mercado laboral, el acceso desigual a los sistemas de salud y a mecanismos efectivos para garantizar una alfabetización de calidad.