Berlín.

El bilbaíno Álex de la Iglesia llegó a la Berlinale para presentar su largometraje número 14: El bar.

Mis películas son frívolas, tanto como las de otro director prestigioso. A mí me influyen más las cintas malas que las buenas, y sufro de una mentalidad muy crítica. Los directores somos muy pretenciosos y es una farsa cuando decimos que otros realizadores conocidos nos han influido. Es como aquel que se cree que por ir a muchas corridas de toros va a poder agarrar el capote, expresó ayer ante la prensa De la Iglesia.

Aun así reconoció tener influencia de Luis Buñuel, cuyas cintas ha visto por lo menos 40 veces: Las mejores películas las hizo en México.

Su cinta es una bocanada de aire fresco con una buena dosis del humor al que De la Iglesia tiene a su público acostumbrado. El bar es una tragicomedia que narra la historia de un grupo de ocho amigos que se encuentran en un bar madrileño, donde se quedan encerrados y son testigos de cómo un francotirador mata a una persona que había salido del local unos segundos antes.

Con la frescura que le caracteriza, el cineasta expresó: El respeto no se exige: se posee; para mí lo que vale es que una película sea simpática.

El lugar y el momento equivocados

La cinta está escrita por Jorge Guerricaechevarría, quien ha hecho pareja creativa con el cineasta. Los protagonistas son Blanca Suárez, una it girl en el lugar y el momento equivocados, y Mario Casas, un hipster, quien también recala en el bar por casualidad.

En una entrevista con Dpa, Álex de la Iglesia habló sobre el surgimiento de El bar.

Afirmó: Una respuesta meditada sería de la sensación que tengo de vivir encerrado, en una situación que no se puede solucionar. Y la segunda, más irracional, de un día que estaba en un bar, donde siempre iba a desayunar, y de pronto se abrió la puerta de un golpetazo, entró un pobre de la calle, vestido con periódicos y una gabardina destrozada; empezó a insultarnos a todos y se sentó. Y en el momento que yo creía que nos iba a matar, la dueña del bar le dio una porra (platillo típico de Málaga), un vasito de aguardiente y una bofetada. A partir de ahí todo fue como la seda.

¿Qué nos hace tener tanto miedo a lo que no conocemos?, se preguntó al cineasta.

En el principio fue el miedo, no el verbo ni la conciencia, sino el miedo a estar solos y la constatación de esa soledad es la inteligencia. En ese momento intentas canalizar esa soledad, a aprender a estar solo y a encontrar esa soledad en los demás.

En la sección de Fórum, que proyecta cintas de corte experimental, la chilena Camila José Donoso presentó Casa Roshell, producción de su país con México. La realizadora retoma el tema transgénero, pues ya en 2013 dirigió Naomi Campbell, historia de una chilena transgénero.

Casa Roshell es un centro nocturno en la Ciudad de México que se anuncia como espacio cultural para la diversidad sexual. Es administrado desde hace 15 años por Roshell Terranova y Liliana Vega, mujeres transgénero. Al lugar acuden caballeros para transformarse en mujeres.