Lapidarium, catálogo de la muestra del mismo nombre del artista mexicano Gustavo Aceves (Ciudad de México, 1957), que se exhibe en distintos escenarios del foro imperial de la antigua Roma, incluso el Coliseo, se presentó el pasado miércoles en la sala Pietro da Cortona del Museo Capitolini, en la plaza del Campidoglio, en la capital italiana.

El catálogo, preparado por el curador de la muestra Francesco Buranelli, quien fue director de los Museos Vaticanos, repasa el origen, desarrollo y creación de las más de 50 esculturas ecuestres de escala monumental que Aceves ha llevado por diferentes escenarios del mundo para reflexionar en torno a la migración mundial.

“El artista ha querido crear, con Lapidarium, una colosal obra dedicada a la autoconciencia de los pueblos en la que cada escultura representa un fragmento de la historia de la humanidad, para no olvidar los horrores cometidos en el pasado, y para que el conjunto constituya una exhortación a no repetirlos; un monumento que nos permita renacer mejores”, se explica en el catálogo.

Obra en evoución

Como la misma obra de Aceves, la cual terminará su itinerancia en 2018, en la Ciudad de México, Lapidarium es profuso en imágenes: se ocupa de las fuentes iconográficas que el artista empleó para crear su obra, del concepto de su montaje y de la idea de migración y diáspora.

Aceves, quien actualmente reside en Italia, realizó Lapidarium en 2014 y la presentó en Pietrasanta; desde entonces ha seguido evolucionando. En 2015 se exhibió en Berlín, en el contexto del 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

La exposición de Gustavo Aceves continuará su itinerancia en la Acrópolis de Atenas, Grecia, donde se presentará a partir de mayo de 2017 y el próximo año llegará a la Ciudad de México.

Lapidarium es un monumento a los tiempos actuales y un recordatorio de que el movimiento y la diáspora es una historia por todos compartida, desde la primera migración de África hacia Europa hasta el éxodo forzado por la guerra y la intolerancia religiosa, la pobreza y la marginación.

La obra del artista mexicano está construida de mármol, bronce, hierro, madera y granito. Se trata de más de medio centenar de esculturas individuales, que van de tres hasta ocho metros de altura y alcanzan hasta 12 metros de largo.

Es un conjunto que evoluciona y al que se suman piezas en cada escala donde se exhibe; una obra en proceso que crece con cada instalación durante su gira mundial, que espera concluir en México con más de 100 piezas únicas, sin copias.

En Lapidarium, Aceves nos recuerda el tránsito de hebreos, armenios y kurdos en la historia reciente; asimismo, trae a la mente el Mediterráneo convertido en cementerio con los miles de migrantes muertos cuando huyen de la guerra civil y de la persecución en países del Medio Oriente y la África subsahariana, pero también simboliza el trayecto que miles de hombres realizan en América en busca de un mejor futuro.