El Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM dio a conocer que se iniciaron los trabajos para la construcción del parque hídrico La Quebradora, en Iztapalapa, proyecto inédito en el país y que representará un cambio en el paradigma del manejo del agua.

La idea es poder aprovechar el agua de lluvia en la región de la Sierra de Santa Catarina, para captarla, y con ello evitar inundaciones en avenidas como Ermita Iztapalapa y lugares cercanos. Al mismo tiempo, se espera mejorar la calidad y la cantidad del líquido que se filtra al subsuelo.

En conferencia de medios, el director de esa entidad académica, Manuel Perló, y Loreta Castro Reguera, de la Facultad de Arquitectura, informaron que será un espacio público, recreativo, de convivencia y de paisaje, pero al mismo tiempo resolverá los problemas de agua en la zona oriente de la ciudad, donde es común la carencia y, paradójicamente, suele ser sitio de graves inundaciones debido a las lluvias.

Gracias al proyecto, dijeron, se incrementará en 35 por ciento el volumen de captación de agua, además se mejorará la calidad mediante filtros y sedimentadores que harán que el líquido que escurre llegue a dos grandes embalses, y a través de agrietamientos, al subsuelo.

No sólo captará el líquido pluvial, sino que también acumulará agua residual del drenaje para tratarla a través de un sistema combinado de planta anaerobia biológica y de humedales. Con ese flujo, se abastecerán las necesidades del propio parque y se obtendrán cuatro pipas extra de agua diarias.

Los universitarios señalaron que esta iniciativa beneficiará directamente a 28 mil personas, pues se duplicará el espacio público al que tienen acceso, de 1.13 a 2.97 metros cuadrados por habitante; de igual manera, se triplicará el arbolado actual con vegetación endémica. El proyecto en su conjunto tendrá una inversión de 250 millones de pesos, y para esta primera etapa, que concluirá en próximo mes, se destinarán 52 millones. Se calcula que el parque pueda estar listo para el segundo semestre de 2018.

Se ubica en un predio que estaba abandonado, con una extensión de cuatro hectáreas, localizado en el cruce de Ermita y Avenida de las Minas, al oriente de la delegación. Perló detalló que la Ciudad de México tiene por lo menos 80 puntos similares, algunos incluso más grandes, que pueden cumplir funciones de este tipo.