Admitir que existe un problema de erección puede ser la diferencia entre la salud y la enfermedad y la muerte. La disfunción eréctil es un signo de alarma: indica la obstrucción de los vasos sanguíneos más pequeños del organismo y, si éstos están mal, es altamente probable que el hombre pueda tener la misma afección en las arterias, lo cual en un futuro lo llevará al infarto al corazón o a un evento vascular cerebral, advirtió David Barrios, terapeuta y educador en sexualidad.

Todavía son pocos los varones que acuden a solicitar ayuda cuando se presenta la disfunción eréctil y es probable que no se percaten de que algo está mal sino hasta que el problema está avanzado.

El nivel del padecimiento puede ser identificado por el mismo hombre. En ausencia de enfermedad, el pene erecto con firmeza y durante un tiempo prolongado está como un pepino. Cuando hay dificultades, el órgano puede estar como un plátano con cáscara, o sin cáscara, o bien, como una gelatina bien cuajada, señaló el experto.

Cada individuo puede identificar esto y decidir acudir con el médico que, además, podrá identificar la existencia de otras enfermedades que generalmente son las causantes de la disfunción eréctil.

Una encuesta realizada en siete países (Brasil, China, Italia, Japón, Rusia, Taiwán y Turquía) encontró que 36 por ciento de los varones con disfunción eréctil también padecen de hipertensión arterial, 30 por ciento tienen colesterol elevado, 26 por ciento algún padecimiento de la próstata, 22 por ciento viven con depresión, 19 por ciento tienen diabetes y 17 por ciento, artritis.

En México los datos podrían ser distintos por la elevada prevalencia de sobrepeso y obesidad, el sedentarismo y tabaquismo, entre otros factores de riesgo de los padecimientos mencionados, indicó.