La experiencia cuenta y en los clavados Jahir Ocampo sabe que tiene que comenzar de cero con otro ciclo olímpico. El aprendizaje que le dejó Río de Janeiro aún duele y espera quitarse esa espina en Tokio 2020 para estar en el podio individual, o sincronizados con Rommel Pacheco en el trampolín de tres metros.

Hace tres meses el mexiquense regresó a los entrenamientos, cumpliendo con el protocolo que cada temporada realizan los deportistas de alto rendimiento, y más con el equipo que maneja Ma Jin y sus auxiliares chinos con los de primera fuerza, juveniles e infantiles.

Los planes, menciona el medallista en Copas del Mundo, no cambian. Todavía no define cuáles serán las Series Mundiales en las que competirá este año antes del certamen del orbe en Budapest, en el verano, ya que todo dependerá del presupuesto aprobado por las autoridades.

Sin embargo, sus aspiraciones siguen intactas y con muchas energías, objetivos en este nuevo ciclo que esperamos terminar hasta Tokio 2020, enfatiza el clavadista de 27 años mientras hace una pausa de su rutina en el gimnasio.

Menciona que cada competencia es distinta y de aprendizaje, ya que si comete algún error tiene que enmendarlo para la siguiente ocasión y alcanzar la meta deseada. Eso le ocurrió en los Juegos Olímpicos de Río, donde, por una distracción, perdió la oportunidad de estar en la pelea de medallas en los sincronizados al quedar con Rommel en el quinto lugar de los ocho binomios en contienda.

Un resplandor, una luz, lo cegó, cuando ejecutaba el salto. Reclamos y nada. Los mexicanos no repitieron el clavado. Vi lo que me faltó en Juegos Olímpicos, perdí la concentración y estaba muy vulnerable: todo giraba alrededor de mí.

No es que Ocampo se justifique por lo sucedido hace medio año y acepta su error. Me faltó enfoque y ahora, con todo lo que pasó, me quedé picado y voy a prepararme mejor para lograr el objetivo, dijo el especialista en el trampolín, quien se encuentra en buena forma física y cuidará de no lesionarse.