El estudiante ingresó a su secundaría con una pistola calibre 22 y una caja de balas
Sus compañeros lo describen como un alumno que no tenía problemas con nadie
Jueves 19 de enero de 2017, p. 2
Monterrey, NL.
Desde su asiento, el alumno de primer año de secundaria levantó el brazo derecho con una pistola calibre 22 y disparó a la cabeza de un compañero y de su maestra. Enseguida se puso de pie y vació el cargador contra otros alumnos.
Aterrados, sus compañeros de clases se tiraron al piso. Él se movía tranquilo, sin prisa. Se acercó a otra de las mesas y a quemarropa soltó un balazo que sacudió la cola de caballo de una jovencita, quien resultó ilesa.
El escenario de la balacera, un hecho sin precedente en México, fue el Colegio Americano del Noreste, ubicado en la colonia Del Paseo Residencial, un sector de clase media alta, en el sur de Monterrey.
En el aula, las miradas eran de terror, los adolescentes no sabían qué hacer. Se asomaban cautelosos y miraban al agresor apuntarse a la cabeza y jalar el gatillo al menos dos veces. Pero se le habían acabado las balas.
Con la misma parsimonia, el joven volvió a su lugar y abrió su mochila, donde tenía una caja llena de municiones. Volvió a cargar el arma y sin levantar la vista se asestó un balazo en la boca que no tuvo orificio de salida.
Eran las 8:30 horas de una mañana fresca en Monterrey.
En el aula, un alumno se acerca al que después resultaría el agresor, le musita algo al oído y sale del salón; instantes después, otro joven se aproxima y también le comenta algo, al tiempo que la maestra recoge trabajos.
En ese momento, el menor atacó a su maestra y compañeros. El último disparo marcó la recta final de la vida del joven, que se apagaría cinco horas más tarde en el hospital Muguerza, y también desató la zozobra y consternación en los directivos del plantel que dieron la voz de alarma.
La noticia se propagó y decenas de padres de familia llegaron en busca de sus hijos. Las escenas que encontraron los paramédicos fueron de desconcierto, llanto e histeria.
El primer reporte del plantel a las autoridades de Protección Civil y Cruz Verde señalaba tres personas muertas y cinco heridas y así se propagó en los medios informativos. Después corregirían: solamente tres heridos. Más tarde, un nuevo ajuste: cinco heridos, entre ellos el joven agresor. Todos los alumnos, tres varones y una mujer, tienen 15 años, y la maestra 24.
La sociedad regiomontana, una de las más activas del país en uso de computadoras, se volcó a comentar el caso en redes sociales y quedó sorprendida cuando comenzaron a circular fotografías de los quinceañeros y la maestra heridos, así como el video del colegio.
Las autoridades investigan quién fue el responsable de difundir las imágenes y según el vocero estatal de Seguridad, Aldo Fasci Zuazua se (le) castigará con todo el peso de la ley
.
Fasci descartó acoso escolar o bullying como causa del ataque, porque, señaló, el joven no tenía problemas graves en su salón.
Sus compañeros lo describieron como una persona normal, que no tenía problemas con nadie del salón, incluyendo la maestra de 24 años, quien se encuentra grave
, dijo el funcionario.
Agregó que se abrieron tres líneas de investigación: una por el tiroteo, otra para conocer el origen del arma que usó el estudiante y otra por la filtración de las fotografías y video.
El gobernador Jaime Rodríguez, diputados locales y alcaldes lamentaron los hechos. El Congreso guardó un minuto de silencio aunque no se había confirmado ninguna muerte.
Al cierre de esta edición, el saldo es de un joven de 15 años muerto, dos de sus compañeros y su maestra en estado grave, con heridas en la cabeza y un adolescente más fuera de peligro, porque sólo resultó herido en un brazo.