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Carlos Bonfil, crítico y colaborador de La Jornada, presenta libro hoy en la Cineteca

Gavaldón, autor cosmopolita de una vigencia formidable

El actual clima de degradación social, corrupción e impunidad que vivimos hace que su melodrama negro sea revalorado, afirma el autor

En las tramas de sus películas no sólo está la herencia del cine hollywoodense, sino las preocupaciones sociales de sus guionistas, asegura

Foto
Fotograma de la cinta En la palma de tu mano, que aparece en la portada de Al filo del abismo: Roberto Gavaldón y el melodrama negro
 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de enero de 2017, p. 3

En el clima de degradación social y de corrupción generalizada que vivimos en la actualidad, el cine negro vuelve por sus fueros, gana terreno. Con sus visiones pesimistas y su escepticismo radical, es ahora de una vigencia formidable, asegura el crítico de cine Carlos Bonfil.

Es por ello, añade, que la figura del cineasta mexicano Roberto Gavaldón (1909-1986) está siendo revalorada.

Colaborador de La Jornada, Bonfil presenta su libro Al filo del abismo: Roberto Gavaldón y el melodrama negro (editado por la Secretaría de Cultura), en el cual analiza los temas, influencias y aproximaciones que hicieron del cine de ese autor un tesoro visual.

No es que el realizador haya sido ignorado, explica el crítico en entrevista: “Gavaldón tiene una filmografía muy prolífica y vigorosa, pero debido a los tiempos actuales no es un azar la labor de instituciones como la Filmoteca de la UNAM y la Cineteca Nacional, que han recuperado algunos títulos y hecho copias nuevas remasterizadas, así como retrospectivas que se le han presentado, por ejemplo, en el Festival de Cine de Morelia y que han suscitado el entusiasmo de directores como Tarantino.

Espectadores desencantados

¿De dónde viene este gusto renovado por el cine negro y por Gavaldón? ¿Por qué le atribuimos la etiqueta de cine negro a alguien que seguramente no sabía que lo estaba haciendo, pues la categoría no se manejaba como tal en los años 40? Porque estamos frente a visiones desencantadas de la realidad, que a su vez están frente a espectadores desencantados con la suya por la impunidad de los gobernantes.

Bonfil recuerda que en la época en la que se produjeron las cintas de Gavaldón, el sexenio de Miguel Alemán, el gobierno promovía el progreso social, pero basado en la desigualdad y la corrupción. Hoy vivimos una suerte de neoalemanismo, un clima de corrupción generalizada e impunidad todos los días. Entonces, aquel cine que en su momento era sólo un cine de género, un melodrama, con el tiempo se ha revalorado por aspectos que comparte con el cine negro estadunidense.

En el cine de Gavaldón, puntualiza, “vemos a un autor cosmopolita, muy abierto a todo lo que sucede en México, no sólo en sus temáticas rurales y urbanas. Tuvo en su grupo de colaboradores cercanos a Alex Phillips, a Gabriel Figueroa, en la escenografía a Günther Gerszo, como guionista a José Revueltas, a Luis Spota, es decir, contó también con la visión crítica de estos autores.

“En las tramas de las películas que menciono en el libro, La diosa arrodillada, En la palma de tu mano, La noche avanza y La otra, no sólo está prefigurada la herencia del cine hollywoodense, sino las preocupaciones sociales de sus guionistas, la crónica social de ese alemanismo y el señalamiento de la corrupción dentro de esa burguesía arribista y pujante que quería sacar al país del subdesarrollo, pero ser los principales beneficiarios, que es lo que estamos viviendo.”

El crítico de cine insiste en que no es una azar que los nuevos cineastas, como Michel Franco y Luis Estrada, “compartan un poco y agudicen esta visión. No es que Gavaldón haya hecho escuela como tal, pero algunos cineastas hoy día se reconocen en su tono sombrío, entre otros aspectos que han tenido que exacerbar en sus narrativas por los nuevos problemas a los que nos enfrentamos, como es la delincuencia organizada, el narcotráfico y la corrupción.

Vuelta sorpresiva

“Los nuevos cronistas de estos eventos son los cineastas que mencioné, los cuales están, evidentemente, más relacionados con el cine de Gavaldón que con las visiones de Emilio Indio Fernández o las de Alejandro Galindo.

“Los espectadores hoy reco-nocen este tipo de películas y ven más allá del melodrama, que llamamos ‘negro’, porque en México, hasta esas cintas, no se habían dado de manera formal ni temática las condiciones para hacer un cine específicamente negro como el estadunidense. Faltaron las grandes figuras, como Humphrey Bogart, que fueron el sustento de narrativas desencantadas y cínicas sobre la sociedad estadunidense.

Como en México, en Estados Unidos tuvieron el problema de la censura y sus estrategias para enfrentarla. Pero aquí fue todavía más férreo este control. Por eso los directores muchas veces optaban por un desenlace tranqulizador, cuando no feliz. No fue el caso de Gavaldón, cuyos desenlaces siempre bordeaban en la ambigüedad, o tenían una nota de pesimismo, con una ironía muy cruel; las tramas siempre concluían con una vuelta de tuerca sorpresiva. Esa fue su originalidad.

El libro Al filo del abismo: Roberto Gavaldón y el melodrama negro, de Carlos Bonfil, se presenta este jueves a las 19 horas de la sala 4 de la Cineteca Nacional. Participan Eugenia Meyer, Rafael Aviña, Roberto Gavaldón Arvide y el autor.