La fantasía y el arte son grandes aliados para transformar realidades hostiles, como la actual, en opinión de Eugenio Caballero, diseñador de arte mexicano ganador del Óscar en 2006 por El laberinto del fauno y ahora postulado al Goya a mejor diseño de producción por Un monstruo viene a verme, que se estrenará en México el próximo viernes.

La cinta, dirigida por el español Juan Antonio Bayona, lidera la carrera hacia la edición 31 de los premios Goya con 12 postulaciones, incluida la del mexicano. Fue lanzada en España en octubre pasado, donde consiguió ser la película más vista del año, con 4.5 millones de entradas vendidas, equivalentes a más de 26 millones de euros, de acuerdo con medios hispánicos.

Para Eugenio Caballero, la producción en la que colaboró con Bayona, es la más compleja a nivel técnico de las que he hecho. Además, no se asemeja visualmente al multipremiado El laberinto..., de Guillermo del Toro, sino que cada una tiene su universo muy particular.

La ganadora del Óscar a mejor película extranjera en 2006 “se sitúa en la Guerra Civil Española, mientras Un monstruo... es más bien un drama intimista”, señaló el mexicano en entrevista con La Jornada.

Fantasía y melodrama

La coproducción española-estadunidense es un híbrido de fantasía y melodrama, basado en la novela homónima de 2011 de Patrick Ness, quien también escribió el guión. Es un reflejo de los sentimientos de Connor (Lewis MacDougall), un niño de 13 años que recurre a un mundo interior plagado de ensueño, del cual toma fuerza para enfrentar el proceso de cáncer que sufre su madre (Felicity Jones) y el consecuente duelo por su pérdida.

La fantasía y el escape imaginativo de Connor se cristalizan en un fantástico árbol milenario (con voz de Liam Neeson) que le cuenta historias para envalentonarlo a encarar un tema tan universal como la pérdida y el dolor, explicó Caballero.

Con Un monstruo viene a verme, el director Juan Antonio Bayona culmina una trilogía sobre la relación madre-hijo con la muerte a cuestas, que comenzó con El orfanato (2007) y siguió con Lo imposible (2012). En esta última también participó el diseñador de producción mexicano.

“Fue riquísimo volver a trabajar con Bayona, porque ya se había comenzado un diálogo. Todo lo que hicimos y aprendimos técnicamente y a nivel dinámica de trabajo en Lo imposible nos sirvió para la nueva película, que es muy compleja”, aseguró Caballero.

El rodaje tuvo lugar en locaciones de España e Inglaterra, donde el connacional diseñó escenarios con paredes móviles, que hicieron más sencillo el movimiento de cámaras, así como elementos fáciles de colocar o quitar.

Con el fin de lograr una fusión entre ficción y realidad, tratamos de entender qué pasaba con el personaje y representarlo en los espacios, cuenta el también historiador de arte y cine.

Fue así como se crearon escenarios distintos para simbolizar las emociones de Connor: la casa donde creció con su madre, que de alguna manera te abraza, por sus colores, texturas y porque es más desordenada e infantil, y a la que el niño es obligado a mudarse: la de su abuela, donde todo está en su lugar y no hay espacio para un menor, ya que todo son ángulos muy rectos, explica el mexicano.

Además del espacio físico de las casas, está la parte de la fantasía, en la cual utilizamos una colina de Inglaterra para reproducir el paisaje imaginativo y evocador en el que interactúa el árbol, cuya figura simboliza el legado de una madre para su hijo, según Eugenio Caballero.

Uno de los mensajes principales de la película es la importancia de enfrentar los propios miedos y encontrar sentido a todo lo que la vida trae, finalizó el artista.