Tixtla, Gro.

Un ambiente de tensión se vive en la cabecera municipal de Tixtla luego de que el jueves un comando ejecutó a una mujer y a su hija de 13 años en el Barrio Santiago. Posteriormente, en un recorrido por el sitio, se observaron negocios o tiendas cerradas, al grado de que los cuerpos fueron velados en el domicilio de uno de sus familiares, a unos 200 metros de donde ocurrió el ataque.

Cuando se buscó una entrevista con el alcalde, el perredista Hossein Nabor Guillén, personal de la presidencia municipal, ubicada en el centro de la ciudad, señaló que por cuestiones de seguridad el alcalde no despacha ahí.

En distintos puntos de la ciudad no hay vigilancia de la policía municipal ni de la estatal, el Ejército ni policías comunitarias.

Habitantes del municipio denunciaron a Radio UAG, de la Universidad Autónoma de Guerrero, que ninguno de los tres órdenes de gobierno interviene para dar seguridad a la ciudadanía, que vive en medio del terror, según dijo una radioescucha el mismo día de la agresión contra las dos mujeres.

Dos grupos de la delincuencia organizada se disputan la plaza de Tixtla: Los Ardillos y Los Rojos, situación que ha provocado decenas de muertes de civiles.

En noviembre de 2015 un comando ejecutó a cuatro policías comunitarios de la Casa de Justicia la Patria es Primero, con sede en El Fortín en Tixtla, que pertenecían a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC).

En un balance, el Centro José María Morelos y Pavón y el Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad incluyeron las ejecuciones de los alumnos Jhonatan Morales Hernández y Filemón Tacuba Castro, de la Normal de Ayotzinapa, de miembros de las policías comunitarias y la desaparición de los 43. Hay casos de desaparición que han culminado con el hallazgo de cadáveres a los pocos días, como ocurrió con el maestro y miembro de la CRAC-PC Irineo Salmerón Dircio, destacó.