eñor, le queda una semana como presidente. No hay palabras para expresar mi profunda tristeza al escribir estas palabras en el teclado. Gracias por darnos ocho años de su vida.
Con tan poco tiempo restante, espero no molestar si le pido un favor o dos. Bueno, en realidad cinco. Puedo garantizarle que no estoy solo en estas peticiones; de hecho, adivino que millones de nuestros compatriotas estadunidenses comparten estas sinceras solicitudes hacia usted.
1. Envíe por favor al Cuerpo de Ingenieros del Ejército a Flint, Michigan, hoy mismo. El agua aún está contaminada, las tuberías no han sido remplazadas. Cada día que pasa las personas se envenenan lentamente. Cada niño en Flint tiene ahora alguna forma de daño a su desarrollo cerebral. Flint ha vuelto a quedar olvidada. Por favor, no deje el cargo sin enviar efectivos a salvar esas 100 mil vidas.
2. Por favor, libere a la ex elemento del ejército Chelsea Manning de la prisión federal. Los documentos que dio a conocer revelaron al público estadunidense la verdad detrás de la guerra de Irak (acto similar a aquel por el que Daniel Ellsber fue ensalzado durante la guerra de Vietnam). Cuatro oficiales de inteligencia del ejército declararon a NBC News esta semana que los materiales que ella reveló no causaron ningún daño o peligro a nadie en las fuerzas armadas, y que pensaban que su sentencia a 35 años de cárcel era excesiva
. Ella se confesó culpable y se disculpó ante la corte y la nación. Manning está ahora en su séptimo año de prisión. El año pasado intentó dos veces suicidarse. Por favor, muestre piedad y conmute su sentencia por los siete años que ya ha cumplido.
3. Por favor, libere también de prisión al líder nativo americano Leonard Peltier. Hay muchas preguntas acerca de su condena después del plantón de Wounded Knee, en 1977. Ha pasado 40 años en prisión; ahora tiene 72 de edad y está muy enfermo. Merece pasar sus últimos días en casa, con su familia y su gente.
4. Por favor, declare el final de la guerra a las drogas
. Decenas de miles de estadunidenses han visto arruinadas sus vidas al haber sido arrojados a la cárcel por usar, poseer o vender mariguana. Usted puede, hoy, declarar el fin de la prohibición federal contra la mariguana y retirarla de su actual designación como droga ilegal de nivel uno (la heroína es nivel 1). Termine con esa tontería y conmute las sentencias de todos los usuarios no violentos de drogas que actualmente languidecen en nuestros penales.
5. Por último, señor presidente, en nuestro nombre, ofrezca algo de humildad, redención y perdón. Sólo sería simbólico, pero podría lograr mucho en cuanto a construir algunos puentes, enmendar los errores de la historia y redimir nuestro espíritu nacional. Sería muy poderoso que usted ofreciera una disculpa presidencial oficial, en nombre del pueblo estadunidense, a las familias de civiles muertos por nuestros drones; a nuestros nativos americanos por el genocidio cometido contra ellos por nuestros antepasados; al pueblo de Irak por invadir su país y destruir su sociedad; a las mujeres estadunidenses porque de manera permanente y hasta hoy reciben un pago inferior por sus servicios, por seguir viviendo en constante peligro de violencia y por tener todavía poco poder en nuestra democracia, y a la comunidad afroestadunidense en general por un deplorable conjunto de cosas: por continuar sufriendo el legado del esclavismo y el racismo, por ocupar aún el peldaño más bajo de la escala económica, por seguir siendo rehenes de nuestro sistema de justicia, por el continuo abuso de los agentes de la ley y por cualquier cosa que les depare el próximo gobierno.
Sé que es una larga lista, pero todos sabemos lo bien que se siente decir lo siento
y, mejor aún, seguir esa frase con una acción sincera.
Por favor, use el púlpito –y el poder– que aún tiene para ofrecer alguna cura, alguna libertad, algún perdón… y un poco de agua limpia para una ciudad que ha esperado tres años para beber siquiera un vaso de ella.
Gracias de nuevo por todo lo que ha hecho. ¡Brindo por una productiva y amorosa semana final en el cargo!
Mis mejores deseos,
Michael Moore
Traducción: Jorge Anaya