Continúan las protestas en Coahuila, San Luis Potosí, Sinaloa y Morelos
Miércoles 11 de enero de 2017, p. 7
Las marchas, bloqueos carreteros y protestas de transportistas y ciudadanos para mostrar su descontento por el alza a las gasolinas y el diésel continuaron ayer en las capitales de Coahuila, San Luis Potosí, Sinaloa y Morelos.
Más de 100 transportistas de Coahuila bloquearon la carretera Saltillo-Monterrey, y luego partieron en caravana por calles de Saltillo para exigir al gobierno federal la eliminación del impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS), ya que ahora pagan entre 3.64 y 4.73 pesos más por cada litro de combustible.
Más de 100 transportistas de la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas de San Luis Potosí se manifestaron a la altura del kilómetro 4.5 de la carretera federal 57, tramo San Luis Potosí-Matehuala, donde partieron en caravana a la Ciudad de México para evitar los gasolinazos de febrero.
En Culiacán, Sinaloa, unos 100 ciudadanos llegaron a uno de los salones del Congreso local, donde fueron recibidos por una comisión de legisladores. Ahí, los inconformes señalaron que están hasta la madre
de que los diputados locales reciban 15 mil pesos para gasolina y se olviden del pueblo.
Los integrantes de organizaciones sociales, de derechos humanos y del Movimiento Magisterial de Bases de Morelos realizaron en Cuernavaca una protesta frente al edificio del Congreso estatal contra el gasolinazo y el alza a las tarifas del transporte público.
Bloqueo en La Rosita
El bloqueo organizado desde hace seis días por un centenar de taxistas y ciudadanos en la terminal de almacenamiento y distribución de Petróleos Mexicanos en La Rosita provocó desabasto en 240 estaciones de Mexicali, Baja California.
La protesta impide la salida de pipas y tractocamiones de esta terminal y la distribución de unos 22 millones de litros de combustible para el puerto de San Felipe, el Valle de Mexicali y San Luis Río Colorado, Sonora.
Sin embargo, los manifestantes dijeron que la madrugada de ayer se redujo el número de transportistas que apoyaban al movimiento, por lo que temen un desalojo.