Convertida en peatonal desde hace ocho años, la calle Regina, en el Centro Histórico, se transformó en escaparate de negocios, la mayoría de venta de alimentos y bebidas alcohólicas, cuyo bullicio ha atraído a un mayor número de visitantes, pero a los nativos del barrio los ha confinado en sus vecindades.

En un recorrido, los habitantes señalaron que la actividad cultural y de integración promovida por las autoridades y la iniciativa privada sólo duró un par de años y después se retiró el presupuesto.

Muestra de ello, agregaron, es la Casa Vecina, un recinto cultural habilitado en un viejo edificio, donde después de la intervención abrió un área de vinculación con la comunidad e impartían talleres para niños y jóvenes, pero cerró sus puertas y está a punto de convertirse en bar.

En el corredor aún se observa la sastrería, la reparadora de calzado y de máquinas de coser, la recaudería y una imprenta, que han sobrevivido debido a que las familias son dueñas de los locales, pero es tal la actividad económica que las rentas se han disparado y son tan caras como las de Madero, que sólo las pueden pagar las franquicias, refirieron.

La calle Regina, en el Centro Histórico, se transformó tras convertirla en peatonal, con negocios, la mayoría de venta de alimentos y bebidas alcohólicas, cuyo bullicio ha atraído a un mayor número de visitantes, pero a los nativos del barrio los ha confinado en sus vecindadesFoto Rocío González Alvarado

La convivencia vecinal y la apropiación del espacio público que se vivió recién rescatada la calle quedó atrás y cedió el paso al convivio entre la clientela de las bares, que disponen de mesas y sombrillas sobre la banqueta. “El show es toda la semana y comienza desde temprano, pero los fines de semana se agudiza y hay fechas en las que aquí no se puede ni caminar”, expresaron.

A los edificios rehabilitados llegaron artistas y gente bonita, porque se puso de moda vivir en el Centro Histórico, pero no interactúa ni hace comunidad, mientras los del barrio quedaron encapsulados, porque la gente viene sólo a emborracharse, expresó el vecino Bernardo Ramos.

El ambiente antes de la recuperación de Regina tampoco era el más óptimo; ahora es más seguro, pero a costa de qué, seguimos sin vivir tranquilos con tanto ruido, indicó.