La decisión del gobierno de adelantar un año la liberación de los precios de las gasolinas, que se ha reflejado en el alza de sus costos, fue tomada para que hubiera precios atractivos para los inversores particulares que entrarán al liberalizado mercado de los combustibles y también es una forma de recaudar mayores impuestos, considera Roberto Gutiérrez Rodríguez, experto en economía de la energía, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El doctor en estudios sociales-economía social indica que “cuando se analiza cómo está conformado el precio que pagan los consumidores por la gasolina, se observa que los impuestos –el especial sobre producción y servicios (IEPS), el IVA y otros– equivalen a cerca de 36 por ciento del precio. Eso supera el 19 por ciento de impuestos que pagan los consumidores en Estados Unidos”.

Agrega que el referente para fijar el precio de la gasolina en México ha sido tradicionalmente el mercado estadunidense de la costa del Golfo. Esto no es gratuito, de ahí es de donde importamos la gasolina. Allá el litro, aplicando el tipo de cambio actual, cuesta 11.50 pesos. La diferencia con el precio en México es demasiado alta. Estamos castigando a los consumidores.

Mayor gravamen

La diferencia entre el precio estadunidense y el mexicano ronda 30 por ciento, lo que está cerca del monto de impuestos pagado en nuestro país. Decir, como afirman los funcionarios públicos, que el IEPS no es el culpable en la estructura del costo que pagan los consumidores por la gasolina es estar mintiéndole a la sociedad, afirma el investigador. Debemos llamar a las cosas por su nombre, y en este caso el gobierno debió decirnos que necesitaba recaudar más impuestos.

Y considera que “si las reformas energética y hacendaria no son las responsables del gasolinazo, sólo existe una posibilidad: el fracaso de la planeación económica”.

Afectará a pobres

En tanto, Alejandro Brugués Rodríguez, economista e investigador de El Colegio de la Frontera Norte, sostuvo que el impacto por el alza de los energéticos también se reflejará en las familias más pobres del país, ante una posible escalada de precios tanto en el transporte como en los alimentos, pues ya destinan hasta 50 por ciento de sus ingresos para la compra de comida.

Agregó que si hay un incremento en los alimentos es algo que les pega de forma muy sensible en su alimentación básica, porque ya tienen un presupuesto limitado y con esta escalada en los precios habrá una reducción del bienestar. Tendremos cada vez más personas que caigan en pobreza o quienes ya están en esta condición van a ser más pobres, porque tendrán menor capacidad de consumo.

En entrevista por separado, Brugués Rodríguez recordó que el aumento del salario mínimo otorgado el año pasado fue de cerca de 10 por ciento (un promedio de 7 pesos), pero el alza en las gasolinas está rondando 20 por ciento, y como no es controlado, podemos esperar que incluso sea superior a este porcentaje.