Política
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Adiós a un crítico del capitalismo
El arte fue el que me arrastró a la política: Berger

Murió el novelista, dramaturgo y poeta

Siempre estuvo pendiente de la situación social en México

Buscar sentido a la existencia, premisa de su obra literaria

 
Periódico La Jornada
Martes 3 de enero de 2017, p. 2

El novelista, dramaturgo, guionista, poeta, crítico de arte y pintor inglés John Berger (Londres, 1926) falleció ayer a los 90 años, en París.

Si bien llevaba una semana en condición crítica, su hijo Yves compartió con La Jornada que su padre falleció de manera tranquila y amorosa. Murió en paz.

Colaborador de este diario, Berger siempre estuvo pendiente de la situación política y social de México, además de reconocer lo bien que le resultó que su obra fuera publicada por La Jornada Ediciones, su sello en México.

Autor de Con la esperanza entre los dientes, Sobre las propiedades del retrato fotográfico, Esa belleza, Como crece una pluma, A Painter of Our Time, The Foot of Clive, To the Wedding y King, entre otros, John Berger es uno de los referentes intelectuales de la cultura contemporánea más relevantes, además de crítico vehemente del capitalismo.

Entre sus obras más conocidas están G., ganadora del prestigioso Booker Prize en 1972, y el ensayo titulado Modos de ver, texto de referencia básica para la historia del arte, que ayudó a transformar la forma de percibirla de toda una generación.

Observador, polémico, curioso

Dotado de una capacidad de observación sorprendente, polémico, creativo, curioso y versátil, a los 16 años se escapó de la St. Edward’s School, de Oxford, decidido a estudiar arte y ver mujeres desnudas. Obtuvo una beca para estudiar en la Central School of Art de Londres. Pocos años después se enroló en el ejército británico, donde sirvió entre 1944 y 1946.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, retomó sus estudios en la Escuela de Arte Chelsea, también becado, esta vez por el ejército. Entre 1948 y 1955 impartió clases de dibujo en la misma escuela donde Henry Moore enseñaba escultura. Durante ese periodo se vinculó con el partido comunista británico y empezó a publicar artículos en el Tribune, bajo la estricta supervisión de George Orwell.

En 1951 comenzó un periodo de colaboración con la revista New Statesman, la cual duró 10 años y en la que se reveló como crítico de arte. En 1960 se publicó Permanent Red, volumen que recoge una selección de los artículos publicados en New Statesman.

A los 30 años decidió dejar de pintar para dedicarse completamente a la escritura, no porque, según sus palabras, dudara de su talento de pintor, sino porque la urgencia de la situación política en la que vivía (en plena guerra fría) parecía requerir su pluma. En esos años decidió emigrar de manera voluntaria a una granja remota en los Alpes franceses, donde vivió muchos años.

En 1972 la BBC transmitió una serie de televisión que fue acompañada por la publicación de su libro Modos de ver, el cual se convirtió en libro de texto en las escuelas británicas. Ese año, Berger ganó el prestigioso Booker Prize por su novela G. Su decisión de donar la mitad del monto del premio a las Panteras Negras británicas provocó revuelo, ya que, según expresó: Es el movimiento negro con la pespectiva socialista y revolucionaria con la que estoy más de acuerdo en este país.

A lo largo de los años 80, Berger publicó la excepcional trilogía De sus fatigas, en la que trabajó durante 15 años y en la que aborda los cambios que se experimentan al pasar de la vida rural a la urbana.

Sin participar en sus filas, pero de pensamiento marxista, Berger se encontraba cerca del Partido Comunista. Era una figura que hablaba en mítines y daba conferencias. En 1954 explicó cómo tomó esa ruta en una carta a sus críticos: Lejos de que la política me haya arrastrado al arte, es el arte el que me ha arrastrado a la política.

Como artista y pensador, la vastedad de su obra tiene como premisa buscar sentido a la existencia, en la infinidad de encrucijadas que una vida contiene y que van de lo íntimo y creativo a los más social y político, apuntó Ramón Vera Herrera, traductor de algunos de sus artículos y obras.

Dotado de una capacidad de observación sorprendente, su obra es fruto de ella. Es producto de la experiencia. Escribe una vez que el silencio que necesita ser llenado encuentra espacio en su mente. Construye sus relatos como si fueran visibles, opina Luis Hernández Navarro.

Berger publicó su primera novela en 1958, Un pintor en nuestro tiempo, nacida de su convivencia con un grupo de refugiados políticos del fascismo. El libro aborda los dilemas de la relación entre arte y política, de la que el autor se ocupó en sus primeros escritos.

Berger publicó más de 60 libros, entre novelas, poemarios, ensayos, guiones de cine, cuentos y teatro. Sus colaboraciones se han publicado en varios periódicos a escala internacional, entre ellos La Jornada.

Al momento de su fallecimiento Berger vivía en Antony, un suburbio de París. John Berger quedó viudo en 2013 de Beverly Bancroft, editora de Penguin Books, a quien conoció en 1970, cuando preparaba Modos de ver.

La pareja tuvo tres hijos: Jacob, director cinematográfico; Katya, escritora y crítica de cine, e Yves, artista. Berger dedicó a su esposa el libro Rondó para Beverly, con dibujos de él mismo y de su hijo Yves.

Rechazo al mundo que el capitalismo impone

Con la esperanza entre los dientes es el título del libro del autor británico que se difundió primero en castellano y luego en inglés.

Publicado por La Jornada Ediciones y Editorial Itaca, el volumen contiene textos que ayudan a entender los caminos y los saberes propuestos por culturas, colectivos y personas que rechazan el mundo que el capitalismo nos impone, explicó Vera Herrera. Aunque los textos son reflejo y alumbran el oscuro periodo histórico que atravesamos, no es un libro pesimista.

En charla con Vera Herrera (La Jornada, 1/3/07), Berger dijo sentir cierto orgullo de que algo de lo que tenga que decir los alcance allá en México; que algo de lo que diga sea relevante, pese a la distancia.

Aquí, algunas de las ideas de Berger en torno a la diferencia entre esperanza y optimismo, compartir y resistir.

Hoy, en Europa, la gente habla de optimismo y pesimismo. El optimismo es un cálculo, hecho a la luz de datos compilados. Es lo que hacen los inversionistas. Como lo suyo es un cálculo, si no es cínico, por lo menos es escéptico. La esperanza es algo muy diferente. Es una respuesta hecha en la oscuridad. ¿A qué?, no estoy seguro de que podamos saberlo, pero es una respuesta hecha a oscuras. Vivimos tiempos oscuros, pero tal vez se nos olvida que muchas otras épocas han sido oscuras, lo cual no ha extinguido todas las luces. Éstas continúan.

Para Berger, el verdadero compartir ocurre cuando hay muy poco. Y ese verdadero compartir no implica compartir únicamente los pocos o pequeños pedazos de algo compartible. Lo que en el fondo se comparte es el mismo acto de compartir, lo cual es de enorme valor humano. Junto con compartir lo escaso, lo frugal, llega también la posibilidad de compartir decisiones. Compartir las decisiones es un acto político. No es la política de los partidos. Tampoco es la política como se entiende normalmente, con toda la engañifa de las elecciones, algo que prosigue. Hablamos del corazón de la política. Y, por supuesto, los zapatistas entienden esto muy bien.

Sobre la resistencia destacó: Resistimos cuando nos negamos a juzgarnos con los criterios de nuestros opresores. Cuando rechazamos los valores de la manipulación. Cuando rechazamos no sólo los términos de nuestros opresores, sino la historia como ellos la cuentan. Debemos recordar que la peor ocupación es tener invadidos el espíritu y el pensamiento.