Buenos Aires.

De la profunda miseria a ser el futbolista mejor pagado de la historia, el argentino Carlos Tévez se abrió camino hacia la cima económica del planeta futbol desde su amado Boca Juniors al Shanghai Shenhua de China, con un salario de 40 millones de dólares por temporada.

La memoria del astro vuelve siempre a la mañana de febrero de 1989, cuando Norberto Propato, entrenador de infantiles del club All Boys de Buenos Aires, tocó la puerta de la casa del albañil Segundo Tévez y le propuso por enésima vez llevar a su hijo adoptivo Carlos a practicar al club, tras ver su habilidad pateando una piedra.

Segundo, apenado por las negativas que dio, le dijo por fin la verdad: No te lo puedo dejar porque no tiene zapatillas para jugar.

En la infancia de Carlos, que transcurrió en el peligroso barrio de los suburbios de Buenos Aires apodado Fuerte Apache, las anécdotas sobre su pobreza se amontonan.

El pasado miércoles, 27 años después de fichar por su primer club a cambio de unas zapatillas, el Apache firmó un vínculo millonario.

Sin embargo, el camino tortuoso tardó en alisarse, como cuando en noviembre de 2001, en medio de la crisis socioeconómica que vivía Argentina, Carlos llegó a su casa y descubrió que por la falta de trabajo de Segundo no había dinero en su casa para comprar algo para alimentar a sus cuatro hermanos y a sus padres.

El Apache que militó en el Corinthians brasileño, en los ingleses West Ham, Manchester United y City, y en el Juventus italiano, vive con las cicatrices de su pasado: en su cuello aún se observan marcas de una quemadura con agua hirviendo que le cayó a los pocos meses de vida y que lo tuvo internado en un hospital durante 60 días.

Carlos Bianchi, el técnico con el que Tévez alcanzó la fama y logró la Copa Libertadores y la Intercontinental, define al delantero: Siempre tuvo hambre y orgullo. Alcanzaba con verlo correr en la cancha para entender que tenía un orgullo diferente a todos, que lo impulsaba a pelear cada pelota como la última. Eso lo hizo una gran estrella.

Este Tévez que cumplirá 33 años en febrero es el que guarda cosas del niño pobre y juega golf, el que compró casas para todos sus familiares y tiene los autos más caros o el que donó 20 mil kilos de alimentos a un comedor de Fuerte Apache y a la vez se codea con el presidente Mauricio Macri.