Domingo 18 de diciembre de 2016, p. 10
Si la intención es dejar de ser un país que tolera la desigualdad, la violencia y la corrupción es necesario recuperar en la universidad un nosotros
, un espacio colegiado de acción colectiva para cuestionar y exigir los derechos sociales, pues su tarea central es la crítica, señaló Manuel Gil Antón, investigador de El Colegio de México.
Gil Antón sostuvo que no se estudia ni conversa sobre los problemas actuales o con la sociedad: ahora la universidad está repleta de indicadores, sin sentido colectivo
, afirmó durante su conferencia ¿Cuál es el papel de la universidad frente a la desigualdad social en México?
En el seminario La desigualdad social en México: desafíos y acciones transformadoras, celebrado en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana, el filósofo lamentó que la sociedad haya perdido un anticuerpo ante las injusticias, pues las universidades no han sido un foco de resistencia al poder en los últimos 30 años, sólo se han acomodado mediante las transferencias monetarias condicionadas
.
Gil Antón presentó un panorama general de las implicaciones que traerá la reforma educativa federal, en la que se distorsionó la percepción de la complejidad del proceso pedagógico de enseñanza y de los integrantes del magisterio como ignorantes, incapaces e irresponsables.
Estratificación y distinción
Hoy en México y el mundo vale más tener conocidos que conocimientos, advirtió ante la tendencia del mundo académico hacia la estratificación y la distinción, pues “hace muchos años se decía: ‘yo estoy en el SNI’; ahora decimos: ‘soy SNI III’, lo cual no genera tradiciones académicas y mucho menos proyectos educativos”, sentenció.
Explicó que se trata de un sistema educativo basado en lo económico, resultado de un proceso capitalista que coloca a la educación al servicio del Estado.
Son instituciones más frágiles, aunque de buenos indicadores, pero sin llegar a madurar investigaciones, pues éstas sólo responden a los términos de entrega que se designan dentro de una beca o un programa de posgrado.
De acuerdo con Gil Antón, las transferencias monetarias condicionadas son un dispositivo para desarmar a las comunidades e impiden el desarrollo de la crítica, ya que es un valor de la modernidad y la libertad de expresión y un aspecto que molesta al poder.
Hay que reivindicar el valor de la crítica fundada, porque sólo puede obtenerse de preguntar, de la duda; es aprender a pensar. Ese tipo de crítica como experiencia universitaria en cualquier disciplina provoca que la ciencia avance
, finalizó.