Madrid.

A sólo cinco días del fallecimiento de Rafael Tovar y de Teresa, el servidor público que impulsó a lo largo de varias décadas las instituciones culturales de México, la Casa de América de Madrid fue escenario del primer homenaje póstumo a su trayectoria en tierras españolas.

En un acto discreto y sobrio, donde destacaron dos fotografías de Tovar con flores blancas y las banderas de España, México y la Unión Europea (UE), se elogió el legado cultural que dejó a la comunidad iberoamericana y el ejemplo de haber sido a lo largo de su vida un innovador infatigable, que incluso en los últimos meses de su vida proponía nuevos proyectos para hacer realidad una de sus convicciones más firmes: Invertir en cultura es invertir en una mejor sociedad.

El homenaje estuvo presidido por representantes de tres instituciones públicas; Rebeca Grynspan, economista costarricense y titular de la Secretaría General Iberoamericana (Segib); Roberta Lajous, embajadora de México en España, y Fernando García Casas, secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica.

Los tres elogiaron la trayectoria de Tovar y de Teresa, al que situaron como una figura central en el impulso de proyectos culturales en las recientes décadas, algunos de enorme trascendencia, como la creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que dio paso a la actual Secretaría de Cultura federal, que el homenajeado presidió hasta el día de su muerte, ocurrida el 10 de diciembre; también otros proyectos centrales, como el que permitió consolidar el Sistema Nacional de Creadores y el fondo de becas.

Ese tributo consistió en breves palabras de los tres políticos, en la emisión de un video con testimonios sobre la figura de Tovar y de Teresa y la interpretación de una pieza musical de flauta dulce del compositor mexicano Mario Lavista, Ofrenda, a cargo de su connacional Ana Margules.

Asistieron políticos españoles relacionados con la cultura, como el anterior secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle –hoy en el área de innovación tecnológica del gobierno español–, Miguel Ángel Cortés y el empresario hispano-mexicano Plácido Arango, quien apoya instituciones culturales como el Museo del Prado.

La embajadora mexicana recordó que Tovar y ella nacieron en 1954; se conocieron muy jóvenes en un concierto en el Palacio de Bellas Artes, cuando apenas eran estudiantes y aspiraban a hacer carrera diplomática. Mantuvimos un diálogo ininterrumpido desde entonces, durante 38 años, dijo Lajous.

Hoy quiero recordar a Rafael como el servidor público, diplomático, historiador, promotor cultural y al ser humano que entre otras muchas cosas aportó mucho para que haya un mejor entendimiento entre mexicanos y españoles. Que luchó hasta el final de sus días por desarrollar la digitalización de la cultura y llevar a todos los rincones de México el rico legado cultural de la comunidad iberoamericana.

La titular de la Segib definió a Tovar como hombre de una enorme estatura intelectual, quien hizo una incalculable aportación a la cultura. Así que aquí no estamos para hablar de su muerte, sino más bien de su enorme trascendencia, de su huella indeleble.

Grynspan añadió que el homenajeado fue firme defensor de que invertir en cultura es invertir en una mejor sociedad y recordó que la última vez que se reunió con él, en Cartagena de Indias, en un acto oficial del organismo que preside, lanzó una propuesta que ya está en marcha: la creación de la Enciclopedia de la literatura iberoamericana.

Mientras, el político español García Casas elogió el enorme profesionalismo y la sofisticación de quien puso en valor la cultura de los pueblos y entendió que ésta puede ser el mejor bálsamo reparador de los daños de la violencia. Recordó que una idea sustancial que aprendió de Tovar es que la verdadera democratización pasa por la cultura.